Feafes ha hecho suyo el discurso de Salud Mental España, que reclama respeto por los derechos humanos, la dignidad y la integridad de las personas LGTBIQ+; recursos de atención, adaptados a sus necesidades, y educación inclusiva, como herramienta básica contra la LGTBIQfobia. "Es necesario formar a los equipos profesionales que atienden a estas personas para promover, en la medida de lo posible, un trato integral libre de estigmas y si sesgos", señala el manifiesto.
En el marco del Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+, se han elaborado materiales para sensibilizar y visibilizar la situación, con el hashtag #SaludMentalLGTBIQ+, que difundirá el movimiento asociativo de Salud Mental España, con sus 340 entidades, entre las que se encuentra Feafes Melilla Salud Mental.
Asimismo, mediante la producción de un vídeo testimonial, se visibiliza la LGTBIQfobia en caras y nombres, perfiles diversos -algunos de ellos pertenecientes al movimiento asociativo- de personas identificadas con el colectivo LGTBIQ+. Han participado el actor Damián Alcolea; el ilustrador Antonio Lorente; el coreógrafo Darío Sáez; la referente de AFPEM Horta Sud, Laura Sepúlveda; el manager Martín Tabares; y el referente de AFPEM Horta Sud, Miguel Ángel Verdugo. A través de sus voces, se exploran los interrogantes que apuntan a conocer si se ha vivido alguna experiencia de rechazo o acoso por discriminación asociada a la identificación con el colectivo LGTBIQ+; una reflexión sobre el impacto que tiene esta discriminación en la salud mental de las personas, y un mensaje reivindicativo dirigido a quienes propician estas actitudes.
"Es importante establecer que el prejuicio sobre la identidad de género y orientación sexual está socialmente enraizado. Esto propicia otras vivencias que generan un gran malestar psicológico, como son la expectativa de rechazo, la ocultación de la orientación sexual, la interiorización del estigma o el menor apoyo social percibido", apunta el escrito.
La dinámica estigma-discriminación lastima la libertad de las personas; inhibe su desarrollo pleno; daña su autoestima; propicia, según el caso, abuso de sustancias y cuadros de ansiedad y depresión, y aumenta la posibilidad de tener ideas suicidas. Esto tiene a las personas más jóvenes identificadas con el colectivo LGTBIQ+, en pleno desarrollo vital, como principales protagonistas, advierte el colectivo.
Sin lugar a duda, la empatía y la educación inclusiva -en diversidad, valores y derechos humanos- para todas las personas es una potente herramienta de cambio. Por ello, en el marco del Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+, que se celebra cada 28 de junio, Salud Mental España lanza la campaña #SaludMentalLGTBIQ. De esta manera, se busca incidir en la necesidad de educar en la diversidad, priorizando a los y las jóvenes, tomando como máximo referente el respeto por los derechos humanos.
Más tolerancia, menos estereotipos
Salud Mental España insta a asumir la existencia de una diversidad en la sociedad, entendido esto, no solo como algo sensato y empático, sino como aquello que alude directamente a los derechos humanos de cada persona. Sin condescendencia y con real sentido de convivencia.
Se plantea la importancia de una intervención multidireccional, capaz de reducir la estigmatización y el acoso o ciberacoso a las personas LGTBIQ+. En cuanto a la población más joven, la socialización durante la infancia y la adolescencia, sostenida en la educación familiar, representa un papel primordial en el cultivo de la tolerancia a lo diverso. Del mismo modo, la escuela es un contexto relevante para realizar actividades de sensibilización que pongan el foco en colectivos vulnerables, fomentando la tolerancia. No menos importante, la sociedad en general propicia un ámbito de intervención transversal, dando lugar a normas implícitas y valores que rigen y condicionan la conducta de las personas. En la misma línea, los medios de comunicación (TV, radio, prensa e Internet) y las redes sociales son difusores potenciales de mensajes de tolerancia, reduciendo estereotipos y prejuicios”.
El abordaje suma complejidad, en tanto los datos pueden ser limitados a raíz de que, aún hoy, muchas personas viven a la sombra su propia sexualidad. Si esta es una realidad para la población en general, los y las adolescentes sienten una mayor dificultad para identificarse como no-heterosexuales. Así, el apoyo formal e informal se vuelve de gran relevancia para las personas que sufren acoso escolar homofóbico, como factor facilitador de la vivencia de estos sucesos, colaborando en la retracción de niveles de depresión y ansiedad, y abonando a una mejor balanza afectiva y mayor autoestima.
Cifras y datos de contexto
Entre las formas de acoso, figuran el físico, verbal, social y psicológico y, en el plano del ciberacoso, se identifican conductas tales como el envío de mensajes ofensivos, los insultos, la humillación, las amenazas, la creación de rumores, entre otras.
Según un estudio de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+), un 61-63% de las personas LGTBIQ+ considera que los discursos de odio y la violencia recibidos ha empeorado. La FELGTBI+ estima que, en los últimos 5 años, entre personas LGTBIQ+, el 29% ha sufrido acoso; el 27%, discriminación, y, el 9%, agresiones. Asimismo, datos del Ministerio del Interior indican que uno de cada cuatro delitos de odio en España fue, en 2022, por motivo de orientación sexual e identidad de género, siendo esta la segunda causa de odio.
La FELGTBI+ desvela que el grupo etario que manifiesta haber sufrido más acoso es el de los 25 a los 34 años, con un 38,7%; seguido de la franja de 18 a 24 años, con un 32,4%; y, de 35 a 44 años, con un 30,1%. Por otra parte, un 35,7% de las personas de 18 a 24 años confirma haber experimentado discriminación en los últimos cinco años; seguido de un 32,5%, de las personas entre 25 a 34 años.
En cuanto a la agresión física y/o sexual, un 9,2% de personas de 18 a 24 años dice haber sufrido una situación semejante; mientras que los grupos de 25 a 34 y de 35 a 44 sostienen los porcentajes más elevados. Es decir, un 11,3% de las personas de 25 a 34 años confirma haber sufrido una agresión física o sexual en los últimos cinco años, al igual que el 10,7% de las personas que tienen entre 35 y 44 años.
La FELGTBI+ también pone de relieve que quienes más experimentan acoso, discriminación o agresión física o sexual son las personas trans: un 58,3% ha vivido situaciones de acoso; un 54,2%, discriminación, y, un 16,7%, algún tipo de agresión física o sexual. En segundo lugar, en términos de estas agresiones, se encuentran las personas lesbianas: un 47,1% afirma haber atravesado acoso; un 35,35%, discriminación, y, un 14,7%, una agresión física o sexual.
El mismo estudio afirma que, incluso pasados cinco años, existe un impacto en el estado emocional de quienes han vivido situaciones de odio, manifestadas a través del acoso y la violencia, en cualquiera de sus expresiones. También se identifica al estatus económico como factor protector, siendo las personas con menos ingresos las más vulnerables.
Cabe señalar que en España se dispone de la línea 028 Arcoíris, un servicio de atención e información sobre derechos LGTBIQ+, impulsado por el Ministerio de Igualdad. Trabaja en coordinación con las comunidades autónomas y atiende de manera gratuita, con personas profesionales especializadas, para dar atención general, psicológica y jurídica a quienes experimentan incidentes, odio o discriminación por identificarse con el colectivo LGTBIQ+. El servicio es público y está disponible las 24 horas del día, los 365 días al año.
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