Aunque no nos guste, nuestras mascotas están expuestas a los parásitos durante todo el año, da igual si es invierno o verano, y pueden causar enfermedades graves a los animales y transmitirlas a sus familias. Esto es algo de lo que todos los dueños somos conscientes, pero nunca está de más hacer un repaso sobre este aspecto tan importante en el cuidado de nuestros peludos.
Entre los parásitos que resisten a las bajas temperaturas y están ahí al acecho para atacar a nuestros queridos peludos se encuentran los ácaros, que son portadores de la sarna (enfermedad de la piel que afecta sobre todo a los perros). Estos pueden soportar temperaturas por debajo de los 22ºC y en determinadas zonas pueden ser activos durante todo el año.
Otro de los más famosos son las garrapatas, culpables de la transmisión de enfermedades graves que pueden afectar a los peludos y a sus dueños. Junto a ellas, las larvas de moscas pueden sobrevivir y provocar enfermedades como la miasis o la anemia al alimentarse de la sangre.
En las épocas de frío, las pulgas buscan el calor debajo del pelo de los perros y gatos, por lo que es importante mantener desinfectadas las zonas donde descansen nuestras mascotas.
Ante los parásitos externos la principal forma de proteger a nuestros amigos peludos es con los collares antiparasitarios, uno de los métodos preferidos. Se trata de un producto que no afecta en nada a la rutina de los perros y los gatos, lo llevan puestos todo el tiempo y repelen a algunos de estos parásitos durante unos meses. Siempre están a la venta en cualquier supermercado (en la sección de mascotas) o en tiendas especializadas.
Otra forma de protegerlos es a través de comprimidos orales, que pueden durar entre 1 y 3 meses, o las clásicas pipetas antiparasitarias, que se aplican directamente sobre la piel y dura aproximadamente un mes. El efecto de ambos es el mismo, proteger a los perros y gatos de estos ‘bichitos’.
También están los repelentes en sprays, que también ayudan a mantener lejos a los parásitos. En este caso, es recomendable consultar a un profesional veterinario de confianza antes de usarlo porque puede contener principios activos a los que el animal puede ser alérgico. Se utilizan mayoritariamente como complemento a otros productos, para que tengan una protección aún más completa si cabe.
Además de estos productos, también es importante que durante los paseos (en el caso de los perros) no los dejemos ingerir ni lamer nunca nada, tan solo olfatear. Hay que evitar compartir comederos, bebederos o juguetes con otros animales desconocidos. Cuando estemos en el campo o en zonas de hierba alta, es recomendable revisar su pelaje una vez de vuelta en casa por si acaso.
Es fundamental, además, prestar atención a su cuidado siempre y estar pendiente de su calendario de desparasitaciones. Pero principalmente es importante consultar con el veterinario de nuestra mascota (que la conoce muy bien) y que nos recomiende la mejor forma de protegerlo.
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