Editorial

Cuestiones sobre la mesa

  • La cuestión del funcionamiento de la frontera ha de ser un asunto objeto de negociación entre las autoridades españolas y marroquíes

La actualidad de la semana en curso está siendo marcada claramente por dos asuntos: en primer lugar, la avalancha acaecida el lunes en Barrio Chino, que causó la muerte de un porteador en suelo melillense; y en segundo, las reformas legales que pretende impulsar la Ciudad para dar solución al problema de los menores extranjeros que viven a la intemperie porque se niegan a residir en centros de acogida.

En cuanto a la primera de estas dos cuestiones, el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, anunció el martes que se expedirán tarjetas identificativas para limitar el número de porteadores que accedan a Melilla. De esta forma se pretende encauzar a la cantidad de personas que acceden cada día por los puestos fronterizos destinados al comercio atípico.

Ayer, la Unión Federal de Policía (UFP) emitió un comunicado en el que rechaza la iniciativa de proporcionar tarjetas a los comerciantes. A ojos de este sindicato policial , “no tiene ni pies ni cabeza” esta idea, pues se pregunta cuáles son los criterios para conceder esos permisos. Pero UFP no se quedó ahí y añadió que el creador de esa iniciativa “adolece de un profundo desconocimiento de la frontera y sus pasos”.

Para este sindicato, los problemas en el tránsito interfronterizo se deben a la “falta de colaboración” de la policía marroquí. Así, coincide con lo afirmado por el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, el mismo lunes tras los sucesos en Barrio Chino, pues el mandatario no dudó en hacer “responsable” a Marruecos de la avalancha.

La cuestión del funcionamiento de la frontera ha de ser un asunto objeto de negociación entre las autoridades españolas y marroquíes. Y también debe estar sobre la mesa el problema de los menores extranjeros no acompañados. Se trata de dos asuntos que pueden solucionarse, pero siempre que las dos partes trabajen conjuntamente.

Las autoridades de la Ciudad y la Delegación pueden emprender iniciativas para afrontar los problemas, pero difícilmente se obtendrán resultados si no hay voluntad de solucionarlos en el lado marroquí. De ahí la necesidad de que dirigentes de uno y otro lado de la frontera se reúnan e intenten alcanzar acuerdos.

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