Algunos políticos no creen ya en las campañas electorales. Dicen que no sirven para modificar el voto decidido ya por los electores ni tampoco para terminar de 'empujar' a los indecisos. Sin embargo, las campañas son necesarias en Democracia porque afianzan el juego de tensiones que la hace posible y porque establecen un marco de compromisos concretos con los ciudadanos. Otra cosa es que la fórmula convencional de realizarlas ya no sea tan válida en un mundo nuevo como el que andamos inaugurando gracias a las nuevas tecnologías y su incidencia cada vez más directa en nuestros modos de comunicación y todos los órdenes de nuestra vida diaria.
Dicho lo anterior, la nueva y segunda campaña electoral de este año no es que se avecine, ya la tenemos encima y promete desplegar todas las artes y recursos en la contienda de unos contra otros. El PSOE ayer la inició de forma atronadora poniendo en tela de juicio la política social del PP en las comunidades donde ha gobernado, salvo en Melilla donde la principales áreas de gestión del Estado del Bienestar están en poder de la Administración central porque no han sido transferidas las competencias. Hablamos de sanidad y educación principalmente, bastante deficientes y muy necesitadas de mayor atención e inversión por parte del Estado pero que, sin embargo, según el socialista Dionisio Muñoz permiten decir que en Melilla sí se está manteniendo el Estado del Bienestar. A algunos, la afirmación del secretario del PSOE les suena a chiste. Así que ustedes mismos juzguen.