Los cubanos hemos vivido un domingo 11 de julio histórico. Miles de personas salieron a las calles de Cuba para protestar contra la dictadura de Miguel Díaz-Canel, contra el hambre, los apagones, la escasez de medicinas, las colas infernales, la represión; el abuso policial y la mala gestión de la pandemia del coronavirus.
No somos un pueblo con memoria democrática. La dictadura empezó en Cuba en 1952 con el golpe de Estado de Fulgencio Batista, derrocado por Fidel Castro en 1959. Y a partir de ahí, empezó nuestro calvario. Mi madre, con 73 años, no conoce la democracia. A esa edad, difícilmente la gente quiera salir de su zona de confort, aunque esté viviendo en el infierno. Cuando gente como ella sale a protestar es porque ya no puede más.
El domingo, las manifestaciones en Cuba empezaron en un pequeño pueblo de lo que antiguamente llamábamos Habana campo. O sea, en la zona rural de La Habana, hoy provincia de Mayabeque. Allí, en San Antonio de los Baños, la gente se tiró a la calle pidiendo libertad, gritando Patria y Vida (en contraposición al Patria o Muerte de los comunistas) y “Díaz-Canel, singao” (algo así como Díaz-Canel hijo de p…) en alusión al rap “Diazka”, del cantante cubano Aldo El Aldeano.
Inmediatamente, la transmisión de las manifestaciones en directo desde Facebook se extendió a Palma Soriano, un pequeño pueblo rural de Santiago de Cuba, y luego a Alquízar, Artemisa y Bauta (Habana campo); Colón, en Matanzas, Sancti Spíritus, Holguín, Camagüey, donde los manifestantes espantaron a pedradas a la Policía y, por supuesto, a La Habana.
Los cubanos entraron en tiendas MLC (en dólares) y arramblaron con lo que pudieron. No es un saqueo. Sólo quitan a los comunistas lo que los comunistas les saquean a diario. Las tiendas en MLC venden productos básicos en dólares pese a que el dólar no se puede ingresar oficialmente en un banco en Cuba y los sueldos se pagan en pesos cubanos. Nos cobran a precio de oro un trozo de pollo congelado procedente de Estados Unidos en dólares verdes y americanos. Los que tienen familia en el extranjero pueden afrontar el sablazo, pero los que no, se están comiendo un cable de aquí a Hong Kong.
En las manifestaciones del domingo no hubo una convocatoria oficial. No hubo una tendencia política. No hubo un líder. Cubanos de todos los signos políticos, de todos los colores y de todas las orientaciones sexuales salieron a decir basta ya, en una manifestación sin precedentes en la historia reciente de la Isla. No es comparable al Maleconazo de 1994. Esto del domingo fueron 10 Maleconazos juntos.
Pero ningún medio de comunicación oficialista en Cuba dio la noticia. En la televisión sólo salían los fieles al régimen comunista gritando Patria o Muerte. Como decía Eduardo Galeano, si Napoleón hubiera tenido el periódico Granma (el de mayor tirada en Cuba) nadie se habría enterado de que perdió en Waterloo.
¿Qué lanzó a la gente a la calle? El coronavirus y la imposibilidad de emigrar. En 1994 tras el Maleconazo, Fidel Castro abrió las fronteras y dejó que miles y miles de balseros alcanzaran la Base Naval de Guantánamo (territorio estadounidense ocupado ilegalmente en la isla de Cuba) y el mundo pudo ver que aquello no era el paraíso que nos vende la propaganda comunista. Nadie huye del paraíso. Aquello es el infierno.
Hoy, la dictadura cubana no puede ocultar los muertos del coronavirus. Ellos sólo cuentan los que mueren positivos, pero aún así son muchos y en la provincia de Matanzas, donde está la playa y el aeropuerto de Varadero, los camiones cargados de sarcófagos para enterrar a víctimas de la variante Delta que ha entrado con el turismo procedente de Rusia, ya no pueden esconderse. A la gente la dejas sin comer, a oscuras y sin agua y sigue gritando ¡Viva Fidel! Pero cuando se le muere un hijo, a una madre o a una esposa en un centro de aislamiento, o en el pasillo de un hospital o en la casa sin que lleguen los resultados de las PCR y sin que haya una sola aspirina en el país entonces se te tira para la calle. Eso no lo aguantan ni los propios comunistas.
Imagínense que Franco nos hubiera dejado en herencia a otro dictador y que ese otro dictador nos hubiera dejado un tercero. Eso es lo que ha pasado Cuba. Fidel Castro murió y nos dejó en herencia a su hermano Raúl Castro que, a su vez, nos dejó en herencia, a dedo, a Díaz-Canel y este señor, en dos años que lleva al frente del Gobierno de Cuba nos ha quitado a miles y miles el derecho a regresar a nuestro país; ha unificado la moneda en plena pandemia y ha disparado la inflación un 500%; no paga deuda y por tanto no tiene financiación exterior y sólo repite como un loro que la culpa es de los Estados Unidos.
Pero ya nadie se cree ese cuento porque el pollo que nos comemos en Cuba es más americano que Donald Trump. El bloqueo que hay en Cuba es interno. Es el bloqueo de los comunistas que no permiten liberalizar la economía y todo lo resuelven con multas y prohibiciones.
Somos muchos los no queremos más dictadura. Pero Díaz-Canel no lo reconoce y dice que en las manifestaciones del domingo había muchas personas confundidas. No sólo nos subestima sino que ha hecho un llamado a los comunistas para que salgan a las calles a agredir a los manifestantes. ¿Creen que saldrán cubanos de a pie? Lo que sacará a la calle será a las fuerzas especiales y al Ejército vestido de civil. Es lo que hacen siempre para vendernos el cuento de que esto es una lucha de pueblo contra pueblo.
España, no nos dejéis solos. Retuitead, compartid nuestros argumentos. Tenemos un centenar de detenidos en Cuba y los que faltan. Gente de a pie que tuvo la mala suerte de caer en las garras de los represores. No queremos muertos. Queremos libertad y queremos un corredor humanitario urgente. Nuestras familias se mueren.
Tanta sangre derramada contra España en la segunda mitad del siglo XIX por una parte de la población cubana de la época (hubo otra que le fue fiel a España) para luego entregar el país a los EE. UU. en 1898 y, posteriormente, al comunismo soviético en 1959 y a la ruina y al caos actuales (en el más amplio sentido de la palabra). De aquellos polvos, estos lodos. Si miramos retrospectivame la historia de Cuba desde su independencia de España hasta el desastre actual a mí me hace preguntarme: señores, ¿valió la pena?
Es una verdadera pena lo que está ocurriendo en Cuba: la pobreza del otrora país más rico de Iberoamérica, hoy castigado, humillado, mancillado y arruinado por la atroz dictadura comunista que, desde hace 63 años, tiene sometido al país y al pueblo de Cuba. Asistimos horrorizados a las protestas de un pueblo que ya no puede más y vemos la reacción de presidente Díaz-Canel llamando al "pueblo" (o sea, a los comunistas) a "combatir" contra el pueblo, los que protestan por la ausencia de comida, medicinas, vacunas, libertades individuales/colectivas y políticas. Ese tipo y los dirigentes comunistas cubanos deberían ser juzgados y sentenciados por el Tribunal Internacional Penal de La Haya por todos los asesinatos de disidentes y abusos contra el pueblo cubano durante más de 6 décadas. Y desde España vemos cómo esta asquerosa coalición gubernamental mira para otro lado -evitando calificar a esa atroz dictadura comunista como lo que es- pero, sobre todo, ignorando el atropello a los derechos civiles y de todo tipo de los cubanos y señalando que "lo importante" son las empresas españolas asentadas en Cuba, como han referido Mª Jesús Montero y Reyes Maroto. De las asquerosas ministras podemitas, echándole la culpa al embargo estadounidense (que no a la falacia del inexistente "bloqueo") es de una falta de moral y de ética preocupantes. Como si el mal llamado "bloqueo" fuese el que reprime, encarcela, asesina y priva de libertades y de sustento a la población civil en Cuba. Ni una palabra de desagravio, ni la más mínima crítica a la mafia comunista instaurada en el poder desde 1959. Qué feo todo esto, cuánta hipocresía y qué pena por los cubanos, hermanos de sangre de los españoles, con tanto en común con España (historia, cultura, idioma, sangre, idiosincrasia, etc.). Qué sucia es la política y qué deleznables y sinvergüenzas son la mayoría de los políticos: ¡¡sois basuraaaa!!!
Buenas tardes : mi solidaridad absoluta con el pueblo cubano.Mi repudio total a los que en esta hora amarga no condena a la dictadura cubana.
Acabo de escuchar a la nueva portavoz del gobierno filocomunista que nos aflige. No puede ser más lamentable ni más sectaria.
A todo esto una periodista detenida por los esbirros de Diaz Canel que será procesada.
Mucho ánimo y mi solidaridad.
Un abrazo.
Antonio Gutiérrez Molina