Cuatro meses para contar con la cocina esperada en el Comarcal

Las obras tenían un periodo de ejecución de tres meses l Se trata de la segunda reforma desde la construcción del hospital

El Hospital Comarcal es un centro que está deteriorado debido al paso del tiempo y entre las diferentes  áreas que necesitaban una remodelación estaba la cocina. Desde el año pasado se había previsto por parte del Ingesa realizar cambios en esta zona del hospital. Pero no ha sido hasta hace unos meses cuando se iniciaron las obras en esta sección del hospital. La cocina ha estado cerrada desde el 6 de abril y han pasado cuatro meses, uno más de lo previsto en el proyecto. La Dirección Territorial del Ingesa ha convocado hoy a los medios de comunicación a lo que puede ser la presentación de cómo ha quedado la cocina tras ampliar su espacio e instalar nuevos equipamientos, pues el 26 de julio anunció que en unos 15 días se llevaría a cabo la recepción de las obras.
La historia de la cocina del Comarcal comenzó en el verano de 2014 cuando el Ingesa reconoció que había insectos en estas dependencias, tras una denuncia que realizó el sindicato UGT el 2 de septiembre de ese año. El Instituto destacó que a pesar de haber desinfectado la zona hasta ocho veces la forma en la que estaba construida la cocina fomentaba la aparición de insectos rastreadores, sobre todo, en época estival.

Primera reforma
También informó de que la reforma que se hizo en el 2000 no fue “muy adecuada”, pues había “infinidad de recovecos, desagües, escondites y huecos entre las paredes y el alicatado”. Debido a esta situación, el Instituto realizaba, como mínimo, desinfecciones cada quince días de todas las instalaciones de la cocina y la maquinaria, además de otras intervenciones puntuales por “la posible presencia de roedores”.
Pero hubo que esperar hasta enero para que el Ingesa anunciara la reforma de estas dependencias, una obra que contaría con un presupuesto de 251.608 euros y tendría una duración de tres meses. Fue el 19 de enero cuando salió a licitación pública este contrato en la Plataforma del Estado.

La segunda obra
El proyecto consistía en adaptar la cocina a las normas vigentes, así como solucionar los problemas asociados de la falta de espacio. De hecho, se contemplaba la ampliación de las instalaciones mediante la construcción de un módulo anexo, que en enero estaba construido de forma parcial. En este espacio extra se contaría con una cubierta ligera. Además, el Instituto anunció que se invertirían unos 100.000 euros, como completo para la compra de los nuevos equipos para la cocina.
Las obras, finalmente, no comenzaron hasta el 6 de abril, a pesar de que se había licitado cuatro meses antes a la empresa Promeco 2000 por un importe de 180.000 euros. El Ingesa aseveró en esas fechas que las obras forman parte de un programa de actuaciones para “minimizar los efectos del paso del tiempo en este centro sanitario que cumple 25 años”.

El equipamiento
El Instituto anunció en abril que la compra de equipamiento para la cocina contaría con un presupuesto de 60.000 euros en lugar de 100.000, como se destacó en enero de este año. En concreto, se iba a adquirir una isla de fogones, una lavacecerolas y un tren de lavado. En este último caso, se trata de un equipamiento solicitado por los sindicatos. En el verano de 2014, UGT denunció que el tren de lavado estaba roto y que la limpieza de los utensilios de cocina, así como las bandejas de comida, se tenía que realizar a mano. El Ingesa, tras recibir esta crítica, aseveró que había tratado de comprar uno nuevo, pero no lo encontró por estar descatalogado y tuvo que esperar a arreglar el motor de esta máquina tres semanas.
Por otro lado, durante todo el tiempo que la cocina ha permanecido cerrada por las obras,  el Ingesa ha contratado a una empresa de catering para que sirviera la comida a los enfermos del Comarcal. Se trata de una solución “que respeta la normativa vigente”, según informó en una nota de prensa en febrero de este año.

Los pinches de cocina
Otro de los temas derivados de la reforma de la cocina ha sido la posible privatización del servicio. Los sindicatos temían que los pinches de cocina que son funcionarios del Ingesa fueran trasladados a otras áreas del Comarcal durante esta obra y que el Instituto aprovechara la finalización de este proyecto para adjudicar el servicio a una empresa.
El traslado del personal fue un tema polémico entre los sindicatos, ya que CSI-F apostaba porque algunos de los pinches pudieran acceder a un puesto como celador y de esta forma, incrementar la plantilla de estos trabajadores del Comarcal. Sin embargo, UGT y CCOO no estaban de acuerdo con esta medida porque entendían que el Ingesa podía eliminar las plazas de personal funcionario de cocina y externalizar el servicio a una empresa. Asimismo, estos dos sindicatos denunciaron que en la cocina del Comarcal convivían dos tipo de trabajadores, por un lado los contratados por el Ingesa, y por otro, trabajadores de una empresa privada que ofrece a sus empleados peores condiciones laborales y salarios más bajos.

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