La detección del cuatro caso de rabia en un mes cuando en los últimos once Melilla no había registrado ninguno es preocupante.
Ayer, la consejera de Bienestar Social y Sanidad, María Antonia Garbín, explicó que ha sido necesario vacunar a varias personas ante el riesgo de que alguno de estos animales les hubiera podido contagiar la enfermedad.
Además, Garbín anunció que hoy se reunirá con los responsables de la Delegación del Gobierno y del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil para tratar de determinar cómo están llegando animales a la ciudad desde el país vecino.
Ninguna de las medidas adoptadas por la consejera de Bienestar Social y Sanidad puede calificarse como prescindible. Todas son necesarias, pero no son suficientes ya que carecen de sentido por sí mismas sin la necesaria concienciación a la sociedad sobre el problema. Es imprescindible contar con el apoyo de la ciudadanía para responder con eficacia ante este asunto de salud pública. Los ciudadanos tienen que conocer con detalle en qué consiste la enfermedad y, sobre todo, cómo actuar ante un posible caso de animal infectado por la rabia. Además, esta medida educativa es de vital importancia teniendo en cuenta que existe un gran número de personas que aprovechan los días de descanso para viajar a Marruecos, en lugar en el que indubablemente está el foco de la enfermedad y, por lo tanto, donde es más fácil encontrase en una circunstancia de riesgo.
Por otro lado, sería muy conveniente contar con la colaboración de la Dirección Provincial de Educación para informar a los niños y adolescentes sobre la enfermedad y del peligro que en todo momento puede suponer acercarse a cualquier animal de aspecto callejero o permitir a nuestras mascotas que entren en contacto con estos perros abandonados a pesar de que esté vacunada.
La mejor medicina ante cualquier enfermedad es la información, facilitar los datos precisos a la población para que sepa cómo actuar en cada momento y evitar el alarmismo sin fundamento.
Cuatro casos de rabia en unas semanas cuando ha trascurrido casi un año sin que se detectara la enfermedad en nuestra ciudad es motivo para preguntarse qué está pasando. Y, a su vez, la constante presencia de la enfermedad en el país motivo suficiente razón para no abandonar las campañas de concienciación e información entre nuestros ciudadanos y, especialmente, entre nuestros escolares.