Opinión

Cuaderno de vacaciones

Queridísimos: Lame el sol la vela de la terraza desde donde escribo. Todavía no es mediodía de este martes 15. Por lo visto encaramos una ‘semana histórica’, a cuenta del intercambio de cromos que propicia la superstición del parlamento y el mantenimiento de intereses varios. Es de ver el afán que suscita entre los tertulianos de toda laya y los ‘comunicadores’ suplentes que quedar suelen al mando de las naves informativas, si fulano se va o se queda o si doña mengana regirá a los bustos parlantes de la futura inanidad parlamentaria. El común de las gentes dormita al sol y pide otra media de gambas. Esa es la verdad y lo demás son maritatas y pamplinas de la plaza Mina.

Para colmo, el recalmón de luz y silencio me permite oír el zumbido terco de la ‘abeja de la playa’. Sí, queridísimos, en esta playa llena de modorra hay una abeja abonada al veraneo, desbocada y hostigada por el sol, que proveniente de alguna colmena interior, se despista y llega hasta la frontera de mi toldo. Nada más incongruente en una playa que la rubia criatura de los jardines.

Para colmo, suena mi móvil y me veo obligado a atender a quien llama. No logro poner el llamado ‘modo avión’ para ahuyentar mientras escribo, a curiosos, conocidos y mediopensionistas. Dejo aparte a los amigos, porque estos tienen la delicadeza de no interrumpir de ningún modo los días estivales.

El de ahora es un conocido que me comunica que ha hablado con otro y que le ha dicho que yo tengo “mucha mano izquierda”. ¡Vaya por Dios! Otro que reivindica la mano izquierda como elogio y quiere acabar a trastazos con la irritante tiranía de la mano derecha, según sus entendederas.

El intento de reivindicar dicha mano viene desde siempre. Recuerdo que cuando aprobé la oposición para entrar como alumno interno en la cátedra de Fisiología que regentaba mi inolvidable maestro don José María de Corral (q.e.p.d.), este me facilitó un viejo ‘Manual de Fisiología’ del siglo XIX y me dijo: «Este es mi primer encargo; léaselo, haga un resumen y cuando lo tenga listo, venga a mi despacho a contármelo. Murmuraremos juntos». Luego supe que, para don José, ‘murmurar’ era someter al dicente a preguntas sobre la materia que quería comentar. Aquel libro desarrollaba la teoría de que la pretendida superioridad de la mano derecha se debía a la educación reforzada por el atavismo hereditario de anteriores generaciones.

Me llamó la atención la observación del autor (W.G. Sutherland), que los salvajes más primitivos y abandonados a los impulsos naturales como los bosquimanos son siempre ‘bimanos’ y que para ellos no hay en las manos distinciones ni clases.

Claro está que el empleo que de sus manos hacían estos salvajes se reducía a muy cortos menesteres; parece ser que se rascaban con las dos manos, que con las dos mataban misioneros (entonces había misioneros y los jesuitas no se dedicaban a la ‘teología de la liberación’ ni a otras extravagancias) y que, como practicaban el canibalismo, se los comían (a los misioneros y a los jesuitas de entonces) con ambas manos. Supongo, porque eso no lo aclaró nunca el autor, que una mano las usarían como tenedor y otra como cuchara. Aquel libro que mi maestro me sugirió comentar aún resuena en mi cerebro.

En esta ‘semana histórica’, aún colean las declaraciones de la señora Belarra (doña Ione). Además de persistir en la contumacia en el error de poner pinganillos a los habitantes del Congreso de los Diputados, doña Ione abona la idea de “acabar con los medios de comunicación que propaguen noticias falsas” y de “quitar retratos y bustos de don Juan Carlos I que pudieran estar en el Congreso”. Además, califican de ‘anti España’, al PP y a Vox.

Como vemos, el lenguaje de la señora Belarra (doña Ione) es poco tranquilizador y encima saca a pasear el concepto de ‘anti España’ que ya creíamos superado. Yo confío que una vez que las hordas se tranquilicen, se avengan al menos a disimular su mimetismo totalitario. De cualquier modo, a las sociedades más evolucionadas les conviene respetar a los ejemplares de culturas prehistóricas como doña Ione. Para eso están los museos.

En resumen, las últimas cogitaciones de la señora Belarra (doña Ione), me han parecido inefables en el sentido etimológico del término. Algo indescriptibles, para ser exactos.

Cuando mis inteligentes lectores lean estas líneas, ya sabremos, ¡por fin!, la composición de las Mesas del Congreso y del Senado, asunto que tiene a la afición, según nos dicen, con las carnes abiertas y en profunda introspección. Estos días atrás, todas las miradas están puestas en el prófugo y huido (valga el pleonasmo), señor Puigdemont (don Carlos). Nótese que ya nadie moteja al personaje de prófugo, huido, golpista, separatista, como hasta hace poco lo hacían los gerifaltes de las mesnadas llamadas, con rubor, ‘constitucionalistas’. Ahora se le llama señor Puigdemont o a lo sumo, ‘el habitante de Waterloo’. Es que España y yo somos así, señora.

¿Nos merecemos los españoles este rigodón de nombres, rumores, negociaciones, incertidumbres, declaraciones, destemplanzas, a cuenta de la llamada formación de la Mesa del Congreso y del Senado y de la investidura del futuro candidato a la Presidencia del Gobierno?

¡Pero si ya sabemos que el Sánchez lo dejó todo ‘atado’ antes de ir ese por ahí! ¿Es que cree alguien que, conociendo el carácter y la personalidad del personaje, iba a dejar todo al albur de la suerte, la casualidad y la carambola? Por eso es indignante que tomen a la afición por poco dotada para la comprensión y el discernimiento y sigan jugando a ser trileros.

Las burlas, las admoniciones, las condenas y sarcasmos que pueda recibir el Sánchez se las pasa el hombre por el sobaquillo.

Nunca como hasta ahora se había llegado a una desconsideración tan palmaria y clara de desprecio a los electores. Los nombres de Armengol, Fernández Vara, Escudero, Arenas...son realidades apolilladas de una situación que, sinceramente, no meremos los españoles... Hablar de repetir las elecciones es una fantasmagoría propia de timadores y sonata onírica de ingenuos. Espero que don Alberto no figure en ninguna de las dos categorías.

Este verano que será tan trascendente para el futuro de España, nos trae la bocanada de aire fresco de la llegada de la selección nacional de fútbol femenino a la final del mundial de esta disciplina del balompié. Me alegro infinito por la progresión de esta modalidad y por la gran implantación de la misma. Solo espero que las señoras Montero (doña Irene María y doña María Jesús), doña Ione y compañía no nos den los discursos que se imaginan y yo me temo.

Os informo de los días más bizarros conmemorados recientemente:

Día 14 de agosto; Día Mundial del Lagarto.

Día 15 de agosto; Día Mundial de la Relajación.

Día 17 de agosto; Día Mundial del Peatón.

Día 18 de agosto; Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales.

Día 19 de agosto; Día Mundial de la Fotografía, Día Mundial del Orangután, Día Internacional del Animal sin Hogar.

Hoy domingo se celebra el día Internacional del Mosquito (lo que comunico a todos los efectos)

Coda veraniega;

a) El día 15 próximo pasado hizo un año del abandono de Afganistán de las fuerzas de la OTAN. ¿Sabemos algo de por allí? ¿Ha habido lacrimógenas declaraciones de las señoras ministras socialistas y podemoides, sobre la situación de las mujeres afganas a partir de esa fecha?

b) Por estos días hace un año se produjo el ‘atentado’ contra Cristina Fernández de Kirchner. Al final ni hubo tal cosa ni nada, salvo la vociferante condena de Bergoglio y otros exaltados izquierdistas.

c) Lamentablemente la ex alcaldesa de Puertollano sigue siendo ministra (en funciones). Si está en funciones es que está funcionando, ¿no?

Que no le falte agua al elefante.

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