La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) exige al Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEyFP) que facilite la implementación del sistema de evaluación. El sindicato ya ha demandado en varias ocasiones que se escuche al profesorado, que pedía la paralización de la norma. Para CSIF, “supone una vuelta de tuerca más a la ingente burocracia que ya existe en el día a día docente”.
Además, desde el sector de Educación del sindicato demandan a las Comunidades Autónomas que implementen las medidas adecuadas para apoyar y simplificar la tarea de evaluación, a un profesorado totalmente desbordado por el galimatías que ha generado la implantación de la Lomloe y que resulta “insoportable”, sin que tenga convencimiento de que implique una mejora en el sistema educativo.
Como ya advirtió CSIF a principios de curso, la Lomloe ha supuesto un aumento exponencial de la burocracia en los centros educativos. Desde el primer momento, asegura el sindicato, el retraso de la nueva ley educativa, tanto a nivel nacional como autonómico, ha abocado a un curso escolar que se ha convertido en “una carrera de obstáculos para el profesorado, hastiado del trabajo burocrático de continuos cambios legales sin base profesional”.
Así, durante los dos primeros trimestres, los equipos directivos y el profesorado se han visto obligados a remodelar unas programaciones didácticas donde se incluye toda la planificación educativa. Para “mayor complicación, si cabe”, dice CSIF, el currículo de los cursos impares se basa en normativa Lomloe, mientras que en los cursos pares sigue vigente el currículo de la anterior ley educativa, la Lomce.
CSIF lamenta que “la inmensa mayoría del profesorado no ha recibido una formación adecuada” y que se ha multiplicado el número de conceptos didácticos que hay que tener en cuenta en la evaluación. Todo ello, asegura, condiciona tanto la pedagogía hasta ahora vigente como el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje, sin que implique mejora en la formación del alumnado.
Por lo tanto, argumentan desde CSIF, “el nuevo sistema de evaluación ha pasado a ser doble”. En este sentido, explican que, por un lado, el profesorado tiene que realizar una evaluación de su materia mediante el nuevo sistema, con multitud de criterios que relegan a los tradicionales contenidos; por el otro, “y más novedoso”, tienen que realizar de forma cooperativa la denominada evaluación competencial.
Según CSIF, este último tipo de evaluación está suponiendo “un verdadero quebradero de cabeza para los equipos docentes”, que tienen que hacer frente a un sistema evaluador de ocho competencias clave, que cuenta con 34 descriptores operativos del que participan todas las especialidades. Es decir, lo que califican como “un tremendo lío y un caos”.
El sindicato critica que todo este sistema esté provocando la “extenuación” de un profesorado al que no se le han facilitado la formación ni las herramientas adecuadas. Cada estudiante deberá ser evaluado no sólo de las materias correspondientes a su curso escolar, como era tradicional, sino de las ya mencionadas competencias y descriptores, que convertirán las sesiones de evaluación final “en una auténtica maratón insufrible”.
Por todo ello, CSIF ha comenzado una campaña de recogida de firmas que puede hacerse a través de la web y redes sociales en la que exige la máxima flexibilidad en la evaluación de este curso y formación real en los centros, con la dotación de los recursos necesarios que faciliten este sistema de evaluación.