Algunos entendidos han puesto en solfa la labor de recuperación que de nuestros edificios patrimoniales más emblemáticos viene realizando el Gobierno Imbroda. No obstante, frente a las polémicas, tan recurrentes y constantes en nuestra activa ciudad, hay que reconocer la labor de rescate que el Ejecutivo melillense está realizando de un patrimonio que, de no rehabilitarse, acabaría abocado a la ruina más extrema y sin posibilidad de recuperación.
La rehabilitación del antiguo edificio principal del que fuera el hospital de la Ciudad hasta la apertura del Comarcal en 1990 es una auténtica obra de arte, que ha sabido respetar los detalles históricos recuperables, suplantar con similares los irrecuperables y, sobre todo, adaptar al siglo XXI un edificio centenario, unido estrechamente a la memoria histórica de todos los melillenses.
El coste de la obra, muy ajustado y por debajo de lo que suelen costar este tipo de rehabilitaciones, hace aún más válido el trabajo realizado y dirigido por el arquitecto Manuel Quevedo.
Enhorabuena por tanto al Gobierno de Juan José Imbroda por esta obra y también por su idea de abrirla primero al público con una exposición retrospectiva de los cambios que han mejorado Melilla en la última década.
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