La organización registró en 2011 un 30% más de beneficiarios en su programa de Alimentos para la Solidaridad · La crisis económica ha provocado que el dinero que recibe la institución se haya reducido y 2012 puede ser aún más complicado.
Si hay una palabra que se haya repetido en los últimos cinco años, ésa es sin duda crisis. Pero más allá de los análisis económicos, de los culpables, de las mentiras y las medias verdades y de las posibles soluciones, a corto o largo plazo, hay una realidad que a nadie le es ajena. Y es que en este tiempo, el número de personas que han tenido que pedir ayuda ha crecido al mismo ritmo que aumentaban las listas del paro y disminuían los ingresos de los ciudadanos, del Estado y de las organizaciones encargadas de prestar esta ayuda. Todo esto unido da lugar a una ecuación sin solución matemática, pero que muchas asociaciones se han esforzado en resolver, poniendo ganas y estirando al máximo lo mínimo.
Cruz Roja es una de las instituciones que ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades. Es precisamente en los momentos difíciles cuando este tipo de organizaciones son más necesarias. El responsable de voluntariado en Cruz Roja Melilla, Enrique Roldán, reconoce que 2011 ha sido un año especialmente complicado y que no esperan que la situación cambie mucho de cara a 2012.
El número de beneficiarios del programa de alimentos aumentó durante el pasado año un 30%, atendiendo a 4.776 demandantes, lo que si se tiene en cuenta que cada uno de ellos responde normalmente por un núcleo familiar, supone que casi 20.000 personas han necesitado pedir comida en 2011. El dato habla por sí solo y Roldán explica que no existe un perfil de beneficiarios. Las diferencias se diluyen cada vez más ante una realidad que afecta a casi todos.
Desde la organización se encargan de distribuir los alimentos a otras ONG de la ciudad, que luego reparten la comida. Ellos se quedan con una parte de los alimentos para el programa de mujeres acogidas.
El otro programa ‘estrella’ en los últimos años es el de empleo, en el que voluntarios de la organización se encargan de orientar a las personas que acuden a su sede para que tengan más facilidad a la hora de encontrar un trabajo.
Pero además, las necesidades provocan que en otros programas, aparentemente ajenos a la situación económica, también se haya registrado un aumento de los demandantes. Un ejemplo son las mujeres víctimas de malos tratos. El responsable de voluntariado señala que tener que enfrentarse a una situación complicada ha hecho que salgan a la luz acciones que antes quedaban ocultas. Yademás el hecho de incluir el programa de empleo también ha provocado que sean más las mujeres que acuden a las oficinas de Cruz Roja en busca de ayuda.
Roldán explica que ellos comenzaron a percibir los efectos de la crisis en 2009. “Ese año ya vimos que las personas que nos pedían ayuda eran cada vez más”. Pero señala que fue el pasado año cuando el número de peticiones ha sufrido un mayor aumento.
El problema no es sólo que cada vez sean más las personas que piden ayuda, sino que los ingresos que reciben las organizaciones son cada vez son menores. Roldán explica que hasta ahora han intentado que los programas de intervención noten “lo menos posible” este descenso de los ingresos, para no recortar en atención. Así, el responsable de la institución señala que han tratado de reducir los costes en cuestiones de gestión interna y que esa es la línea que pretenden seguir de cara a este año. Aún así, Roldán es consciente de que la situación en 2012 puede ser aún más complicada por los recortes que ya se están haciendo desde el Ejecutivo central. En este sentido, señala que están a la espera de que se vayan aprobando programas y subvenciones. Como en la mayoría de las entidades públicas y privadas, el horizonte está en el próximo mes, cuando se conozcan los Presupuestos del Estado y el dinero comience a repartirse. Será entonces, apunta Roldán, cuando puedan estar seguros de si tendrán que realizar algún ajuste en los proyectos y programas que llevan a cabo.
El número de voluntarios tampoco ha aumentado al ritmo de los beneficiarios. Es más, si tuviese que indicarse una tendencia, sería a la baja, aunque Roldán aclara que los datos son muy similares de unos años a otros. En Melilla hay en total 400 voluntarios que se encargan de todos los programas que lleva a cabo la organización en la ciudad autónoma, y que dedican su esfuerzo y su tiempo sin recibir ninguna remuneración.
Programas como el centro de Atención a Drogodependientes, acciones con inmigrante, o la atención y socorro en eventos lúdicos y deportivos o en los puestos fronterizos también forman parte de su actividad diaria. Asimismo, la entidad cuenta con una guardería en la que se atiende a 30 niños, algunos de ellos hijos de familias que no pueden pagar una guardería y que necesitan que alguien cuide a los pequeños, y con una sección de formación, tanto para voluntarios como para personas externas a la organización.
Cuando los tiempos son difíciles es cuando las acciones voluntarias adquieren un valor mayor. Eso es lo que demuestran día a día todas la personas vinculadas a Cruz Roja. Los voluntarios llevan meses trabajando con el viento en contra, para conseguir que miles de personas sigan adelante, mientras esperan, como todos, que amaine el temporal y vengan momentos mejores