Llegó el confinamiento hace un año, pero Cruz Roja no paró. Cerró su escuela infantil, pero el resto de servicios siguieron funcionando con todas las medidas de seguridad con las que se contaban y si dejar de trabajar. Todos los empleados y voluntarios se volcaron con la atención a familias necesitadas y a los mayores. Las personas atendidas en el Centro de Atención a la Drogodependencia no podían cesar de estar en el programa y había que echar una mano en el reparto de alimentos o productos de higiene. Los números que arroja este año de Covi-19 son: la atención a 13.435 personas, un total de 1.572 socios y 527 voluntarios.
Ha cambiado la forma de trabajo, por ejemplo, en la escuela infantil donde hay grupos burbuja y la distancia social, las mascarillas y el gel forma parte de la rutina de los voluntarios y de los trabajadores de Cruz Roja. Pero no les resta humanidad y cercanía con las personas que peor lo están pasando.
Cruz Roja Responde fue un programa para la asistencia en este año y la entidad atendió a un total de 5.815 personas a través de 8.696 respuestas entre las que se encuentran la entrega de alimentos o productos de higiene y las llamadas a personas mayores o en dificultad social para saber su situación.
El segundo bloque de beneficiarios más numeroso fue el de la entrega de comida del Fondo de Ayuda Europea. Un total de 2.261 personas recibieron alimentos a través de tres fases durante todo el año y que incluían productos de primera necesidad, como leche, aceite, galletas, arroz, cacao o cereales infantiles.
Las personas mayores han sido otro de los grupos más numerosos en recibir la atención de Cruz Roja. Se han beneficiado unas 1.000 personas de la asistencia por parte del personal y el voluntariado.
Ha sido el Servicio de Teleasistencia Domiciliaria por el que estas personas han percibido la sensación de seguridad de tener a siempre a alguien al otro lado del teléfono para cualquier incidencia de salud, de soledad o simplemente para conversar.
En el área de inmigrantes y refugiados registraron una disminución del número de personas que han llegado a la ciudad con respecto a otros años, pero se ha estado trabajando, tras el encargo de la Secretaría de Estado de Inmigración, en dos centros de emergencia abiertos debido a la incidencia del coronavirus.
De esta forma, son el Centro de Emergencia Hotel Nacional para albergar a residentes del CETI con patologías que podían acarrear enfermedad grave en caso de contagio, y el Centro de Emergencias de Altos del Real, que comenzó como un centro de aislamiento apara residentes del CETI con PCR positivo y que ha pasado a ser un centro en el que las personas recién llegadas a Melilla están en cuarentena hasta que son trasladados al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes. A ello se ha unido la presencia constante en los diferentes albergues que se han abierto en la ciudad para atender a diferentes colectivos como V Pino o la plaza de toros.
En el área de Salud, la atención a personas en procesos de adicciones, con 196 personas atendidas en el Centro de Atención al Drogodependiente, ha permitido mejorar la calidad de vida y dotar de los recursos necesarios a aquellos que intentan salir del mundo de las adicciones, señala la entidad.
Otra unidad de Cruz Roja Melilla es el área de Socorros y Emergencias que asistió a un total de 1.485 personas de las cuales 78 lo fueron por el Equipo de Respuesta de Intervención en Emergencias (ERIE) con Inmigrantes con la llegada de personas a nuestra costa en pateras o a través del perímetro fronterizo.
En cuanto al área de Formación, durante el año 2020 se ha formado a 195 alumnos y alumnas mediante la realización de cursos de formación interna, destinados a personal voluntario y remunerado. Asimismo, se han realizado los programas formativos de Formación Profesional Básica en los perfiles de ‘Auxiliar de oficina’, ‘Auxiliar de comercio’ y ‘Peluquería y estética’, que están destinados jóvenes a partir de 16 años que no han alcanzado los objetivos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y que, por lo tanto, se encuentran en riesgo de exclusión social.
Por último, la entidad subraya su capital humano y reconoce y agradece la colaboración de las 1.572 personas socias y 527 personas voluntarias que han hecho posible que en 2020 se haya atendido a un total de 13.435 personas.
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