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Cruz Roja hace 2.300 atenciones sociales en la OPE y espera doblar la cifra en un mes

 Los 52 voluntarios destinados a la Estación Marítima hacen de mediadores en muchas situaciones, como en peleas entre viajeros, y también de traductores entre estas personas y las navieras o los agentes de Policía

Bajan del coche desesperados en busca de alguien que les expliquen qué tienen que hacer. Nada más entrar en la Estación Marítima ven a unos jóvenes con chalecos rojos. Son voluntarios de Cruz Roja Melilla y les piden ayuda. La institución coopera un año más con el dispositivo de atención a los viajeros de la Operación Paso del Estrecho (OPE). Su misión es atender a estas personas en el ámbito social, es decir, hacen de mediadores entre estas personas y las navieras, los agentes de seguridad e incluso entre los propios pasajeros de los barcos cuando hay un conflicto. Los voluntarios de Cruz Roja llegaron el pasado 21 de julio a la Estación Marítima para quedarse hasta final de la OPE. Durante este tiempo han realizado 2.300 ayudas sociales, 1.600 actuaciones de traductores y unas 100 atenciones sanitarias de primeros auxilios en colaboración con el personal del Ingesa que está destinado en este lugar. Pero afirman que el trabajo duro aún está por llegar.
Desde hoy esperan que el puerto reciba a miles de personas que desean marcharse en dirección a la península. Esperan doblar el número de atenciones sociales en los próximos 30 días. La institución cuenta con 52 voluntarios, que hasta ahora han trabajado en grupos de dos y tres en tres turnos. Pero a lo largo de esta semana aumentará el número hasta ocho por cada turno.
El coordinador de Cruz Roja de la OPE, Himad Mohamed Mimon, explicó ayer a El Faro que todo el mundo busca a los voluntarios de Cruz Roja para que les solucionen sus problemas. Afirmó que son los encargados de calmar a los emigrantes ante situaciones muy estresantes, como cuando llegan al puerto y ven que su barco se ha marchado.
También son los encargados de ayudar cuando estas personas han sufrido un robo y no cuentan con su identificación personal o cuando hay varias personas que necesitan ayuda para entrar en el barco, como es el caso de ciudadanos que van en silla de ruedas. Y como todo esto lo hacen con una sonrisa y sin perder la calma ni la paciencia,  todos acaban recurriendo a ellos para mediar en conflictos que surgen entre viajeros y navieras o si se calientan los ánimos en la cola para entrar en el barco.

Niños en el aparcamiento
Asimismo, están pendientes de las familias que pasan los días en la Estación Marítima a la espera de solucionar sus problemas de documentación o de conseguir un billete para viajar. Junto con el personal del puerto y el resto de los agentes, vigilan que no haya niños en los aparcamientos.
Muchos viajeros se tumban entre los vehículos mientras esperan y no se dan cuenta del peligro que corren, sobre todo, los más pequeños que pueden salir corriendo mientras juegan y ser atropellados. Pero no siempre las familias aceptan marcharse porque temen que alguien robe en sus coches mientras ellos están en el interior de la Estación Marítima o en la zona de toldos instalada en un lateral.

Una boda casi se suspende
Hace unos tres días, Mohamed pidió a tres jóvenes que salieran de la zona de aparcamiento. No querían y se pusieron muy agresivos. La Policía Nacional tuvo que intervenir para calmarles y finalmente se quitaron de este lugar.
Unos minutos más tarde, uno de los jóvenes se acercó a las dependencias de Cruz Roja y explicó a Mohamed su historia. Esa misma noche se casaba en Taza y los otros dos chicos eran sus hermanos. La Guardia Civil había retenido sus vehículos de alta gama y no podían marcharse de Melilla sin ellos. Llevaban en la Estación Marítima un par de días y no conseguían resolver los documentos que necesitaban para viajar a Marruecos y llegar a tiempo a su boda.
Mohamed decidió acompañarles hasta las dependencias de la Guardia Civil y allí, consiguieron entre todos solucionar los problemas que había con esos vehículos y pudieron marcharse a su ciudad.
Ésta es una de las mil historias que hay detrás de cada viajero que pasa por la Estación Marítima. El responsable de Cruz Roja de la OPE asegura que es necesario empatizar con estas personas para poder ofrecerles ayuda.
Mohamed explica que muchos melillenses desconocen que estos emigrantes llevan centenares de kilómetros a sus espaldas, que han soportado las colas al sol en la frontera de Marruecos para entrar en Melilla y que una vez en la ciudad, están muy desorientados y no saben ni comprar un billete de barco. Al estrés del viaje hay que sumar el no encontrar plazas disponibles en los navíos y que tras llegar a la península, deben continuar a su destino final:  Francia y Alemania.
Por otro lado, el coordinador de Cruz Roja en la OPE asevera que este año la organización tiene un diez de nota. Afirma que todos los años se mejora, pero que este verano la coordinación entre Guardia Civil, Policía Nacional,Policía Portuaria y otros implicados es “excelente”. No obstante, asegura que siempre se puede continuar avanzando en la calidad del servicio que se presta a los viajeros para próximas OPE.

El coordinador de Cruz Roja de la OPE apunta que la mayor parte de las atenciones sanitarias que realizan es a niños pequeños. Explica que son muy sensibles a los cambios y en pocas horas viajan largos trayectos, que incluyen diferentes climas. Ese estrés les puede provocar vómitos, diarrea, dolor de cabeza e incluso irritaciones en la piel. De hecho, señala que sería positivo que se creara algún área específica para los niños. En la Estación Marítima hay un lugar de juegos de una empresa privada y los padres deben pagar la entrada. Eso echa atrás a muchas familias que no desean hacer ese gasto o no pueden hacerlo porque no tienen esos recursos económicos. Pero señala que hay muchos pequeños por el aparcamiento y los alrededores del Puerto y es un peligro para ellos estar cerca de los coches porque pueden atropellarlos.

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