Sociedad

“Creo que hay una preocupación real por traer proyectos de nivel, incluidos los de las compañías locales”

Hablar de Ceres Machado es inmediatamente viajar al mundo del teatro, del cine, de la cultura… Sus producciones y realizaciones son muy conocidas en esta ciudad que la vio nacer y a la que vuelve siempre que puede con su familia. Ceres es una mujer comprometida con sus creencias y su trabajo transmite una gran sensibilidad contra la injusticia, venga de donde venga.

Ceres Machado es noticia últimamente por haber sido nominada nada menos que por la revista Variety como una de las 10 jóvenes promesas del cine español. Conozcámosla más de cerca.

–¿Qué queda ahora de aquella Ceres que, recién terminados los estudios, buscaba una oportunidad?

–Uf… está tan lejos… creo que no queda casi nada jajaja. Los años te ofrecen seguridad, cada vez hay más recorrido hecho si miras hacia atrás, y menos hacia adelante. Esto hace que encares la vida de una manera diferente. Cuando yo entré en la universidad las cosas eran diferentes… eran años de bonanzas y el cine estaba en auge. Cuando acabo la carrera en el año 2010 salgo al mercado laboral en plena crisis económica. Ya sabemos lo que sucede con la cultura en estas circunstancias… Pensaba que sería más fácil de lo que ha sido… y creía también en el factor de la suerte, hoy día creo poco en la suerte. Son casos excepcionales los que llegan solo por tener suerte. En lo que sí creo es en las carambolas del destino, mi película ‘Reflejos en una habitación’, tiene mucho de esto. Por no enrollarme más… creo que lo que queda de aquella Ceres es el entusiasmo y la pasión. Han crecido con los años y han sido mis motores para creer en lo que estaba haciendo. Ha sido un camino mucho más difícil y duro de lo que se pueda imaginar, lleno de decisiones complicadas y algunas sin retorno.

–¿Qué se le pasa por la cabeza cuando echa la vista atrás y analiza el camino recorrido?

–La verdad… es que ahora mismo solo pienso “¡lo he conseguido!”. Porque no sabía si lo iba a lograr y fíjate donde me encuentro. Sé que es típico, pero en lo típico coincidimos los seres humanos… si encarara el camino de nuevo… lo haría de otra manera. Ahora conozco los atajos, los circuitos más duros, los más blandos y donde he dedicado mucho tiempo y energía absurdamente. Pero estoy orgullosa, estoy inmensamente orgullosa de mí, y de mi equipo. Tengo personas que llevan junto a mí 10 años. Personas que en el día de rodaje de mi primera película estaban ahí, a mi lado. Por otro lado, decidí no irme a Madrid, y eso posiblemente me ha retrasado el debut 3 o 5 años. En España la industria del cine está bastante centralizada en Madrid, y no dejo de ser una chavala de Melilla que vive en Melilla. Lo de chavala ha sido una licencia, no asumo mi edad (risas).

–Después de decenas de producciones y realizaciones, ¿por cuál siente un especial cariño?

–Esto no me lo puedes hacer. No puedo responderte, ¿te imaginas si le preguntara a una madre a qué hijo le tiene un especial cariño? Cada proyecto tiene su propia vida, sus circunstancias. Pongo el corazón en cada historia, incluso cuando es un proyecto de encargo que a priori no me interesa lo más mínimo… ¡acaba interesándome! Siempre he sido un ratoncillo de biblioteca y mis fases de documentación son muy concienzudas y las disfruto muchísimo. Cada proyecto tiene esta parcela de obsesión en la que buceo. Poner un proyecto en pie, para mí, no es solo contar una historia, sino hacerla interesante, encontrar los lugares comunes en el que el público y yo podemos sentarnos a charlar. Creo que ha sido la clave del cariño tan enorme que tiene Melilla por nuestras obras y el éxito de mis cortometrajes. Cada vez que trabajo en un nuevo proyecto, es el más especial del mundo.

–¿Cómo se asume ser nominada como una de las diez realizadoras españolas más interesantes por una revista como Variety y, además, en su especial de Cannes?

–Esto no se asume, esto lo vas digiriendo poco a poco jajaja. No lo tengo asumido… asumir. ¡Es una comunicación a nivel mundial donde me colocan como una de las diez promesas del cine español! Esto no se asume, al menos hoy. Sí me ha servido para reflexionar en todo el trabajo duro que llevo en mi espalda y la confirmación de que dejar mis principios intactos han sido clave. Ser honesta. Mis trabajos hablan sobre violencia de género, sexualidad femenina, clases sociales, homofobia… hablo de lo que me importa, de lo que me duele de verdad y creo que es lo que ha hecho que mi trabajo cale. Mis entrañas hablan siempre en mis trabajos, si no creo no lo cuento.

–¿Existen las musas o solo es cuestión de trabajo?

–Te voy a contar una anécdota, la camiseta de mi primer día de rodaje de mi película decía “No soy la musa, soy la artista”. Un poco haciendo una crítica a esta palabra precisamente, ¿cuál es su masculino? Aún no lo he encontrado, imagino que debe de existir. En cualquier caso, para mí la inspiración es la observación. Es la vida diaria, las pequeñas cosas y el dolor por todas las cosas terribles que pasan en el mundo. Es verdad que hay días que te sientas delante del papel y mejor no te hubieras levantado (risas) porque todo lo que escribes es un bodrio o la dirección ha sido muy simple. Pero esos días son los menos. Tengo una fuerte autocrítica y autoexigencia, las personas que tenemos estas dos características si le sumas el trabajo diario suele hacer que la dependencia de la inspiración sea más leve. No he dejado de trabajar ni un solo día desde que mi meta fue hacer una película. Ni un solo día. Incluso cuando nos han dado malas noticias, al día siguiente estaba con el teléfono y los emails de nuevo. He contado todo este tiempo con un respaldo enorme, como Álvaro Sola; mi familia, Salva Martos Cortés, Aránzazu Mansilla, mi compañía y mi gente, etc., etc.

–¿Cómo va la grabación de su ópera prima?

–Un sueño, había escuchado tantos problemas en las óperas primas y dificultades que iba un poco aterrada (risas). Lo he tenido todo a favor, primero un guionista a favor de la película y de mi visión. Esto hace que vaya al set 100% convencida de lo que voy a rodar; unos productores, Dylan y Bea, que confían y creen en mí y me dejan trabajar en total libertad; una actriz y un actor que tienen un fuerte compromiso con sus personajes y la película; un director de fotografía que es historia viva de nuestro cine, Javier Salmones; un director de arte con el que trabajo desde los inicios y me conoce perfectamente, Álvaro Sola. Y luego contar con mi gente como Antonio Sánchez, Pablo Trujillo, Aránzazu Mansilla… ¡una suerte!

–¿Qué tal es eso de dirigir a actores de la talla de Adriana Ozores y Alejandro Vergara?

–Para mí ha sido igual que dirigir a mi elenco melillense, y no es peloteo a mi gente, es la realidad. Yo he trabajado con dos personas disciplinadas, con oficio y con olfato. Han sumado muchísimo, les he cogido muchas propuestas porque son dos cabecitas brillantes llenas de sensibilidad. Trabajar con Adriana y Alejandro ha sido maravilloso, pero su talla está en sus corazones, no en su fama ni trayectoria. Adriana Ozores ha sido una maestra, por su humildad. Es una trabajadora infatigable, da igual que sea una estrella y una dama de la interpretación de nuestro país. Ella se pone al servicio del personaje, de la historia y de la directora. He aprendido mucho con ella. Alejandro es amigo, trabaja conmigo desde que tiene 19 años, ahora es todo un hombre con 25 años y yo siento un orgullo que se me escapa por los poros. Es uno de los mejores actores de su generación, lo pienso firmemente.

–¿Cuándo la podremos ver en Melilla?

–No tengo ni idea, ¡eso quiero saber yo! Imagino que finales de año o principios de 2023.

–¿Es difícil pasar del corto al largometraje?

–A nivel laboral: muchísimo. Es como si fueran dos universos diferentes. Da igual todo el éxito que traigan tus cortos que no va a significar un salto al largometraje rápido. A nivel de preproducción, rodaje y postproducción también hay mucha diferencia… un largometraje exige mucha más concentración y energía. Pero el hecho de rodar es exactamente el mismo, no sentí un rodaje diferente.

–¿En qué disciplina se siente más cómoda: cine, teatro, musical…?

–Las preguntas me ponen en un compromiso… (risas) ¡Cine y teatro! Depende de la historia, del equipo, del elenco, de mi situación personal. Necesito a las dos, son diferentes.

–¿Pensando ya en lo próximo?

–Por supuesto… me ha llegado ya alguna oferta que estoy estudiando. Tengo que pensar muy bien los pasos de mi carrera, pero siempre estoy pensando en lo próximo y en lo próximo de lo próximo. Me encantaría vivir más el presente y no pensar tanto en el futuro, pero no puedo evitarlo.

–¿Cómo ve la oferta cultural de la ciudad?

–Hay cosas que me gustan mucho y hay otras que no me gustan tanto. Pero la cultura y el arte está llena de subjetividad… ninguna agenda cultural puede gustarme al 100%, ni desagradarme al 100%. Sí que veo mucho trabajo y mucho esfuerzo detrás. Creo que hay una preocupación real por traer proyectos de nivel, incluido los de las compañías locales. Pero para mí, y no en Melilla, en cualquier lugar, siempre necesito más (risas). Soy adicta a la cultura. Cuando me pilla en la península voy mínimo una vez a la semana al museo, tres veces al teatro y me veo cuatro o cinco pelis. De leer mejor ni hablamos, lo que me caiga en las manos. En Melilla voy al Kursaal casi traigan lo que traigan, si no voy es porque ya la he visto (me suele pasar) o no me interesa nada. Y el precio de Melilla es una bendición… ¡no hay excusa para no ir al teatro aquí!

–¿Se trata bien a los artistas melillenses como usted?

–Imagino que te refieres en la ciudad. Yo no sé como se trata a los artistas melillenses, yo puedo hablarte de mí. Yo me siento muy querida en mi tierra, la gente me para en la calle, me saluda, me felicita. No como una masa gigante de personas (risas). Ni que fuera yo ahora Isabel Coixet (más risas). Pero me alucina que sepan quien soy. Cuando hacemos convocatoria con nuestra compañía de teatro el patio de butacas suele llenarse y acabar en pie al final de la función. Cuando no hacemos teatro nos escriben, nos habla el público pidiéndonos que volvamos. Esto es una pasada. Yo terminé de rodar el viernes 13 la parte de Antequera de ‘Reflejos en una Habitación’ y el domingo 15 estaba ya en Melilla. Y no tenía trabajo a la vista, pero ¿dónde voy a ir? Pues a mi ciudad, a mi casa. Así que todo el jaleo del Top 10 Talents de Variety y mi debut me ha pillado aquí. Ha sido precioso. Y en cuanto a la administración, yo pienso que me valoran, pero me gustaría poder recibir respuestas más rápido (risas). Entiendo que están con mucha carga de trabajo.

–¿Qué recomendaría para completar la oferta cultural?

–Me voy a tirar al barro y voy a intentar sumar con lo que yo puedo sumar con mi equipo. Una estabilidad en las contrataciones teatrales para poder dar firmeza a la compañía local. Sibila Teatro ha demostrado el talento y el compromiso que tenemos con la ciudad, me gustaría tener menos parones y que mi elenco tuviese seguridad laboral. Creo que al público melillense le gustaría tenernos más presentes, al menos es lo que nos dicen (risas). Y, por otro lado, exposiciones, echo de menos movimiento en los museos. Entiendo que todo el tema Aduana tiene que hacer que este aspecto sea muy complejo.

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