La segunda carrera contra el cáncer registró un éxito de participaron. Con unos 2.500 asistentes, superó en más de un 36% a la primera edición.
También se vendieron 1.200 camisetas, lo que supondrá un importante impulso económico para la Asociación Española Contra el Cáncer, que financia tanto la investigación de la enfermedad como las ayudas a los enfermos.
Salen los números de la Plaza de España, desde donde los participantes iniciaron la prueba deportivo-social. Sin embargo, hay otras cifras que están muy lejos de cumplir las expectativas. Especialmente preocupante es que sólo el 26% de las 8.000 mujeres de entre 45 y 69 años a las que el Ingesa recomendó este año realizarse una mamografía haya decidido someterse a la prueba médica. Son poco más de 2.000 mujeres, menos que los participantes en la carrera de ayer. El resto, otras 6.000, no sabe si sufre la enfermedad ni valora la gravedad de que, en caso de tener cáncer, cada día que pasa pierde eficacia el tratamiento para luchar contra esa dolencia que, en el peor de los supuestos, puede poner fin a su vida.
Es importante que eventos como los de ayer tengan una respuesta ciudadana cada vez mayor, pero esa carrera no lleva a ninguna parte ni merece la pena el esfuerzo de la caminata si no se consigue concienciar a la población de que el mejor remedio para el cáncer es la prevención y el diagnóstico precoz.