Política

El coronavirus deja sin homenaje a los héroes que resistieron en asedio de 1775

Todos los 19 de marzo, el Día del Padre, los melillenses cumplen con una tradición: realizar una ofrenda de coronas de laurel al monolito del Mariscal Sherlock para no olvidar a los héroes que aguantaron el asedio que sufrió nuestra ciudad en 1775. Pero este año no será posible ver a las autoridades ofreciendo este reconocimiento.

El coronavirus es el enemigo que nos mantiene a todos en casa y es el que está asediando a los ciudadanos. Con la salvedad de que es un enemigo que no lanza bombas y al que se puede vencer simplemente quedándonos en casa.

Si los melillenses del siglo XVIII aguantaron varios más de tres meses escondidos en las galerías bajo Melilla La Vieja, ahora los del siglo XXI tenemos la obligación de hacerlo, por orden de las autoridades y por el bien de salud de todos, durante quince días.

La tradición

Cada 19 de marzo Melilla cumplía con la tradición y rendía un sincero homenaje a los héroes que consiguieron acabar con el asedio que sufrían las murallas de El Pueblo en 1775 por parte del sultán de Marruecos. Además, las autoridades de la ciudad participaban también en una eucaristía celebrada desde hace años para dar las gracias Dios por su intervención en el levantamiento del sitio un 19 de marzo hoy cumple ya 245 años.

A este acto acudía una gran representación de miembros del Gobierno local, así como de diputados de la Asamblea, a excepción de los miembros de Coalición por Melilla (CpM). También asistían las autoridades de Delegación del Gobierno y varios representantes de la Comandancia Militar de Melilla, además de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Un 19 de marzo en Melilla, 244 años después

El 19 de marzo de 1775 marcó un punto de inflexión en la Historia de Melilla. Aquel día finalizó el asedio de cien días, más de tres meses, desde el 9 de diciembre de 1774 comenzara el asedio de las tropas del sultanato de Marruecos de Mohammed ben Abdalah. Miles de hombre trajo a las puertas de la ciudad y Melilla La Vieja logró aguantar. Pero la llegada del Mariscal Sherlock provocó el levantamiento del sitio y acabó con los bombardeos. En aquellos días nuestras tropas y los enemigos cavaban túneles en la tierra para dejar en el interior bombas y saltar así por los aires las zonas de defensa. De esas minas aún quedan algunas que se han rehabilitado y se pueden visitar.

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