Ayer se registró el primer contagiado de coronavirus en la cárcel de Melilla. Se trata de uno de los inmigrantes detenidos durante el motín en el CETI y trasladados al centro.
Se cumple así el vaticinio del sindicato Acaip-UGT, que ya advirtió de los riesgos que implicaba el traslado de 33 personas residentes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes sin que se les hubiera realizado ninguna prueba para comprobar si eran portadores del virus. El traslado fue precipitado y no se ha tenido el cuidado suficiente para evitar lo que finalmente se temía. Ahora, el resto de reclusos y los trabajadores del centro están en un riesgo que podría haberse evitado.
La gestión de la pandemia es complicada y en ocasiones los acontecimientos se desencadenan, dejando poco margen de maniobra, pero nos encontramos en un momento delicado y las autoridades deben ser más prudentes que nunca. Se deberían haber hecho los test a estas 33 personas antes de proceder a su traslado, y su ingreso en prisión tendría que haber contado con todas las garantías sanitarias.
Por el momento, solo es un contagio, y esperemos que no vaya a más, pero este caso debería servir de advertencia para que futuros traslados, tanto a la cárcel como a otros centros, se hagan con todas las cautelas posibles y protegiendo la salud de todos. No puede haber más brotes de este tipo.