El congreso del PP de Melilla aún no tiene fecha. En principio estaba previsto que se celebrase en octubre, según fuentes consultadas por el Faro, pero la Junta Directiva a nivel nacional fijó que los congresos autonómicos uniprovinciales se celebrarán tras la convención nacional, por lo que quedaría postergado al primer semestre del año que viene.
Génova mantiene que no habrá adelanto, pese a la exigencia de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. De las nuevas direcciones dependen las candidaturas municipales para los comicios de 2023.
Es el caso de Andalucía, donde Juanma Moreno será reelegido antes de fin de año, o de Castilla y León, que por el momento no tiene fecha para su cónclave.
Aún sin fecha, el congreso de Madrid ha tensionado al PP tras el paso adelante de Isabel Díaz Ayuso, pero al partido de Pablo Casado le queda otra decena de congresos autonómicos que pondrá a prueba la fortaleza orgánica cuando pase el hito de la convención nacional.
Desde que Casado sucedió a Mariano Rajoy al frente del PP ha acometido una renovación del partido "desde la base": primero el poder provincial y después el autonómico. Su número dos, Teodoro García Egea y la secretaria de Organización, Ana Beltrán, han sido los artífices del proceso.
Y aunque la dirección nacional ha recalcado que en la gran mayoría de los casos se han logrado listas de consenso, hay territorios, como Andalucía y Castilla y León, donde los choques entre Génova y el poder autonómico han llegado a trascender en público.
Sevilla fue el congreso que más tensión evidenció. Moreno dio plantón en el cónclave y pidió no tratar a las estructuras territoriales de atrezo tras imponer Génova un candidato. El desencuentro obligó a coser un pacto para el resto de provincias y a hablar de "tándem ganador", el de Pablo Casado y Juanma Moreno.
Moreno, cercano a Soraya Saénz de Santamaría, buscará la reelección reforzado por encuestas que prevén su permanencia en Palacio de San Telmo, donde hasta su llegada sólo se habían sentado presidentes socialistas, y con el fantasma siempre presente de un adelanto electoral.
Una hipótesis que también planea sobre Castilla y León, donde aún no hay fecha para el congreso, y en la renovación provincial ha habido tiranteces. El presidente, Alfonso Fernández Mañueco, pidió, por ejemplo, que no hubiese ruido porque "a nadie el gusta el rechinar".
En este caso uno de los escollos es Salamanca, que sigue sin fecha para elegir a su dirección. Además, su actual presidente, Javier Iglesias, ha tenido que testificar en una investigación judicial por el supuesto pago fraudulento de cuotas pendientes a afiliados en las primarias que eligieron a Mañueco.
El listado de autonomías del PP que deben renovar sus direcciones incluye también a Extremadura, donde José Antonio Monago ostenta la presidencia del partido tras perder en 2015 la de la región, en uno de los pocos liderazgos que se mantienen tras haber pasado a la oposición.
También Aragón, donde preside el PP desde 2017 el alcalde de Tarazona, Luis María Beamonte, y Cantabria, con María José Saénz de Buruaga al frente, tienen pendiente su congreso.
Como Navarra, donde la número tres de Casado, Ana Beltrán, es la cabeza del partido, o La Rioja, que debe sustituir a José Ignacio Ceniceros, que anunció su marcha tras imponerse en 2017 a Cuca Gamarra, a día de hoy un peso pesado en el PP tras asumir la portavocía en el Congreso.
El PP debe cuadrar también Murcia -territorio del secretario general, Teodoro García Egea- y Melilla y Ceuta en el calendario.
Hay casos en cambio donde el PP ya ha acometido la renovación para solventar la interinidad provocada por una dimisión. Es lo que ha ocurrido con los congresos de Asturias, Comunidad Valenciana y Baleares.
Carlos Mazón se hizo en julio con el poder valenciano tras la renuncia de Isabel Bonig, que hizo explícito que se marchaba y dejaba la política porque no contaba con la confianza de la dirección nacional. En Baleares fue Marga Prohens quien se hizo con el mando ante la despedida de Gabriel Company.
En ambos casos la renovación se acometió en solo meses y con candidatos respaldados por Génova, como también lo estuvieron en 2018 Paco Núñez, en Castilla-La Mancha, y Alejandro Fernández, que continúa al frente en Cataluña pese a los malos resultados de febrero.
Y entre todos los barones de su partido, hay un líder al que Casado no ha hecho esperar: Alberto Núñez Feijóo, que fue reelegido por cuarta vez al frente del PP gallego el pasado mes de mayo.
La excepción gallega hace que en este territorio, al contrario de lo que ha ocurrido en el resto, el partido sí haya renovado primero el poder autonómico y acometa ahora los congresos provinciales. Este fin de semana los de Pontevedra y Lugo.
Y entre todos los congresos pendientes quedaría el máximo órgano del partido, el congreso nacional.
Casado fue elegido en el verano de 2018 por lo que el próximo verano se cumplirán cuatro años desde que asumió las riendas del PP en un congreso extraordinario. Los estatutos fijan en cuatro años el plazo para convocarr congresos ordinarios y, en este último caso, la Junta Directiva puede retrasar hasta doce meses la cita. El último congreso ordinario fue en 2017.
Con los estatutos en la mano, Casado debería renovar su liderazgo antes de las próximas elecciones generales -si estas se celebran a partir de otoño de 2023-, pero tampoco hay fecha para esta cita y en Génova señalan que informarán "paso a paso".
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