La Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Málaga, con sede permanente en Melilla, considera probados los hechos que acusan a F. S. S., un militar destinado en la ciudad, de un “delito continuado de abusos sexuales” contra la hija de su expareja, cuando convivían en Melilla. Por ello, según la sentencia, a la que ha tenido acceso El Faro, ha sido condenado a 13 años y 6 meses de prisión, además de a pagar una indemnización de 40.000 euros a la menor, que sufrió los abusos cuando tenía entre 7 y 8 años.
El tribunal también decreta para este militar las penas accesorias de “inhabilitación absoluta” durante el tiempo de la condena y la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de la menor en un periodo de 17 años y 6 meses de duración.
Esta última medida se aplicará “en cualquier lugar donde se encuentre, así como a su domicilio, lugar de trabajo y a cualquier otro que sea por ella frecuentado o establecer con ella por cualquier medio de comunicación o medio informático o telemático, contacto escrito, verbal o visual.
Programas formativos
Por otro lado, una vez terminada la pena de cárcel, F. S. S. deberá someterse a una pena de 5 años de libertad vigilada. Consistirá en la participación del condenado en programas formativos de educación sexual y otros similares.
Hay que resaltar que los 40.000 euros de indemnización a la menor derivan de los “daños morales y padecimientos psicológicos” sobre la hija de la expareja del condenado, que según la Audiencia, han quedado probados a lo largo del procedimiento.
Malestar y ansiedad
En la sentencia también queda reflejado que, según un informe psicológico, la menor sufrió “malestar emocional con componentes del tipo ansioso” a causa del comportamiento de F. S. S.
En este punto, el juzgado también ha tenido en cuenta otros factores, entre ellos “la prolongación en el tiempo de los abusos” y el hecho de que se produjeran en el propio domicilio donde convivían el condenado, su expareja y la hija de ella.
Hay que recordar, como ya publicó El Faro en sus ediciones de los pasados 16 y 22 de febrero, que según la acusación, basada principalmente en el testimonio de la menor agravada, los abusos sexuales por los que se condena a F. S. S. se producían o bien cuando la madre estaba fuera de casa, en el trabajo, o cuando ésta estaba durmiendo, algo que hacía profundamente por unos fármacos antidepresivos que tomaba.
El militar condenado a 13 años y seis meses de prisión por un delito de “abusos sexuales continuados” contra le hija de su entonces pareja comenzó con dichos comportamientos transcurrido un año desde el inicio de la convivencia con ellas. Según se expone en la sentencia de la Audiencia Provincial, a la que ha tenido acceso El Faro, la madre de la menor tuvo conocimiento de los hechos a través de los padres de otra niña, a la que la perjudicada relató los hechos. En un primer momento, la niña negó los hechos negó, algo que según la sentencia, puede considerarse normal, dado que las víctimas de este tipo de delitos suelen manifestar “vergüenza y culpa”, además de “miedo a ser rechazadas”.
En el citado auto también se recoge y considera probada la “progresiva intensidad” de estas “prácticas sexuales” contra la hijastra, que llegaron a la exhibición de material pornográfico, algo que “aparece corroborado por la intervención en su poder de este tipo de películas, entre las que destaca
especialmente al menos dos que coinciden con la referida por la menor en su primera declaración judicial”. En dos de los vídeos que se hallaron sale una joven, “aparentemente menor” manteniendo relaciones sexuales con un hombre.
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