Dos individuos fueron ayer condenados a siete meses y quince días de prisión como autores de un delito contra la seguridad vial y otro de lesiones imprudentes. Ambos reconocieron ante la titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla que el 9 de mayo de 2013 participaron en una carrera de coches que terminó en accidente a la altura de la carretera de Rostrogordo. Un joven que iba de copiloto en uno de los dos turismos sufrió lesiones en una muñeca que requirieron de una intervención quirúrgica. Según se puso de manifiesto en el juicio, los procesados circularon por esta vía a una velocidad de entre 80 y 100 kilómetros por hora, pese a que en ese momento el límite era de 20 kilómetros por hora ante una previsión de obra. Por este motivo, la juez también dictó para ambos la privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por un periodo de un año y ocho meses.
Pese a que los dos acusados reconocieron los hechos a efectos de alcanzar una conformidad con la Fiscalía y las partes personadas como acusación particular en representación de la Ciudad Autónoma y de una víctima de lesiones imprudentes, la vista se desarrolló para dilucidar cuál tenía que ser la responsabilidad civil.
Según expuso uno de los acusados, él conducía un coche de la marca BMW e iba tras un todoterreno Mitsubishi. Señaló que intentó adelantarlo cerca de la rotonda de Cabrerizas y que el otro procesado le cerró el paso con su vehículo, dando lugar a un choque que provocó el accidente. Como reconoció, iban los dos a gran velocidad y en competición.
El otro individuo encausado se mostró dispuesto a declarar, aunque no se le formularon preguntas.
Testigos de la competición
Ayer también declaró un hombre que presenció la colisión de los vehículos. Según señaló, vio a los dos coches pasar a gran velocidad por la carretera. Según explicó, “venían de Aguadú”, y al pasar el cruce, “se tocaron”.
Entonces, uno empezó a dar vueltas de campaña”, relató. El testigo afirmó que vio cómo uno de los turismos intentaba adelantar al otro, siendo impedido por el que iba delante ya que iba “más a la izquierda” de lo debido, lo que dio lugar al accidente. “Está clarísimo que hacían una carrera”, sostuvo el hombre en la vista.
Por otro lado, declararon los dos jóvenes que acompañaban, cada uno en un vehículo, a los conductores en la competición. El primero de ellos, que iba en el BMW, manifestó que fue el Mitsubishi el que “cortó el paso” al otro turismo. “Yo estaba con el móvil, pasó todo muy rápido”, dijo. Según afirmó, ambos iban a ir a clase, aunque viajaban a gran velocidad.
El otro acompañante también dijo que iba mirando el teléfono, por lo que no vio exactamente lo que ocurrió. “Lo que sé es que recibimos un golpe por detrás y comenzamos a dar vueltas de campana”, dijo. Este testigo, personado como denunciante, recordó que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en una muñeca a causa del accidente.
Gran velocidad
Además, el agente de la Policía Local encargado de realizar un informe pericial apuntó en la vista que ambos circulaban en una vía, que en ese momento estaba limitada a una velocidad de 20 kilómetros por hora, a unos 80-100 kilómetros por hora, en una carretera con línea continua. Indicó que, tras visionar las cámaras de seguridad y analizar las pruebas, llegó a la conclusión de que el accidente se produjo a causa de un intento de adelantamiento frustrado.
La Ciudad Autónoma reclamó el pago de 2.700 euros por dos farolas que, en la colisión, fueron arrancadas de la calzada. El copiloto denunciante, por su parte, pidió una indemnización de 5.900 euros por las lesiones ocasionadas.
Al no tener antecedentes penales, la acusación no se opuso a suspender el ingreso de ambos en prisión, condicionado a que no delincan en un periodo de dos años y a que paguen la responsabilidad civil que se dicte en la sentencia.
La juez tendrá que determinar qué parte de la responsabilidad civil corresponden a los encausados y a las aseguradoras de los vehículos. Las defensas de las empresas de seguro solicitaron la absolución de las entidades.
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