Condenan a un anciano a un año: falsificó un boleto de la lotería para cobrar 2.900€

También tendrá que pagar una multa de 1.080 euros y devolver 3.000 euros al Centro Asistencial

Un anciano de 93 años ha sido condenado a una pena de un año de prisión como autor de sendos delitos de falsedad documental y estafa. Así lo ha dictado la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 en una sentencia, a la que El Faro ha tenido acceso. Según se expone en la misma, el individuo manipuló un boleto de la lotería de La Caridad con el fin de cobrar el premio, de 3.000 euros.

Estos hechos tuvieron lugar el 21 de noviembre de 2013. Esa misma mañana, el anciano se personó en la entidad bancaria BBVA situada en la Avenida Juan Carlos I con el cupón falsificado. Este había sido adulterado para que el número de la serie coincidiera con el ganador del día 18 del mismo mes, según relata la jueza en su resolución, en el apartado de “hechos probados”.

Al parecer de la titular del Juzgado de lo Penal número 2, el procesado actuó “con la intención de enriquecerse injustamente con los bienes ajenos” y el propósito de “perjudicar” a la asociación sin ánimo de lucro Centro Asistencial de Melilla, también conocida como la Gota de Leche.

Según se detalla en la sentencia, de un boleto original con el número 2446, el anciano eliminó el recuadro superior en el que consta el motivo gráfico, el valor del boleto, la fecha del sorteo y número del mismo. Lo hizo mediante el deslaminamiento del papel, a fin de reducir su grosor.

Aspecto de autenticidad

Para llevar a cabo la estafa, el hombre recortó de otro boleto el recuadro con el motivo gráfico y los datos identificativos de la rifa. Luego, lo pegó en el sitio correspondiente en el boleto que presentó al cobro para darle aspecto de autenticidad.

Tras comprobar la gestora del BBVA que el número premiado el 18 de noviembre de 2013 se correspondía con el número 2446, que “torticeramente presentó para su cobro” el condenado, se le derivó a la ventanilla. Allí, al procesado le fue abonada la cantidad de 2.900 euros, ya que la agencia Tributaria le retivo 100 euros del importe total del premio.

La versión del condenado

La vista por estos hechos se celebró el pasado 6 de marzo, cuando el individuo declaró en calidad de acusado. Según manifestó, nunca tuvo intención de enriquecerse a costa de los bienes ajenos. "Fui a la sucursal del BBVA a cobrar un boleto, pero ese boleto me lo dio un chico en la frontera”, defendió entonces. El anciano explicó que conocía “de vista” a esta tercera persona. Según expuso, este individuo lo ayudó en una mudanza.

Siempre según la versión del procesado, coincidió con el hombre en la frontera y este le preguntó si podía hacerle el favor de ir a cobrar el boleto porque estaba premiado. “Me dijo que él no podía ir porque tenía la entrada prohibida a Melilla”, sostuvo.

Al respecto, incidió en que accedió a hacerle el favor, pero que él mismo le hizo saber a la trabajadora de la sucursal que desconocía el origen del boleto. “Yo le pregunté a la chica: ¿No será falso? Le dije que no quería problemas, que me lo había dado un chico al que conocía poco. Ella me contestó que hasta ahora no se había dado ningún caso”, apuntó el anciano. “Yo le pedí que lo comprobase porque no me fío de nadie. Tenía la obligación de comprobarlo”, lamentó.

El procesado señaló que hizo entrega al otro individuo de los 2.900 euros que había cobrado en la oficina del BBVA. Según sostuvo, esta persona le entregó un papel firmado en el que hacía constar que había recibido el dinero. El hombre aseguró que no recibió nada a cambio del supuesto favor.

Suspende el ingreso

En la sentencia, la magistrada afirma que el acusado era plenamente consciente de sus actos y alteró de forma voluntaria el boleto para cobrar el premio. Por ello, lo condenó a un año de prisión, así como a una multa de 1.080 euros. También tendrá que pagar 3.000 euros al Centro Asistencial en concepto de responsabilidad civil.

Sin embargo, la jueza acordó la suspensión del ingreso en prisión para el anciano por un periodo de cuatro años, en el que no podrá volver a delinquir porque se le revocaría la suspensión.