El titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla ha condenado a un individuo a una pena de tres años y meses de prisión, así como a una multa de 40.000 euros, como autor de un delito contra la salud pública. Según se expone en la sentencia, a la que El Faro ha tenido acceso, ha quedado probado que el individuo envió a Melilla un total de 9.480 pastillas, de la marca Rivotril, en dos paquetes distintos, a través del servicio postal. El 10 de julio de 2013 llegaron a las dependencias de Correos de nuestra ciudad los dos paquetes con la droga, valorada en la cantidad de 36.024 euros. Tras celebrarse el juicio, el juez concluyó que esta sustancia había sido adquirida por el hombre para destinarla a la venta o a la donación a terceras personas.
El inculpado declaró el pasado 31 de enero en la vista por estos hechos. Según defendió entonces, aunque en el remitente de uno de los paquetes constaban sus datos, él no fue quien envió la droga a nuestra ciudad. Al respecto, sostuvo que estaba convencido de que los autores del delito habían sido dos primos de su mujer, con los que convivió durante un mes en Bilbao. Aseguró que este les facilitó datos para que lo ayudasen a empadronarse. No obstante, indicó que los denunció cuando se dio cuenta de que se dedicaban a actividades delictivas. “Hacían cosas de robos, tenían muchos medicamentos… por eso me marché”, dijo en el juicio. Por este motivo, el individuo sostuvo que creía que usaron sus datos para vengarse de él.
Contradicciones
Sin embargo, tal y como subraya el juez en su resolución, la coartada del acusado había perdido, ya que el hombre incurrió en numerosas contradicciones. Por ejemplo, mientras que en la vista señaló que solo convivió con los primos de su mujer durante cosa de un mes, ante el juez instructor dijo que vivió con ellos unos cuatro meses, mientras que en otra denuncia que interpuso en Nador apuntó que fueron dos meses los que estuvieron compartiendo piso.
Además, el juez pone de manifiesto que las denuncias contra los dos individuos a los que acusa del envío de la sustancia fueron interpuestas después de que a él se lo investigase por los paquetes que llegaron a Melilla, estando uno de ellos a su nombre.
Pese a que uno de los paquetes estaba a nombre de otro individuo, el titular del Penal 1 cree que hay demasiados indicios que apuntan a que ambos fueron enviados por la misma persona, ya que los dos domicilios que constan en el remitente corresponden a la misma provincia, a Vizcaya. Además, los mandaron el mismo día, el 8 de julio de 2013, y la mercancía del interior era la misma pastilla y en cantidades similares.
Aunque la Fiscalía de Melilla solicitaba para este individuo una pena de cuatro años y tres meses de prisión, así como una multa de 90.000 euros, el juez decidió imponerle una condena de tres años y dos meses por un delito contra la salud pública, así como una sanción de 40.000 euros. Según ha dejado claro en la sentencia, no cabe posibilidad de suspenderle el ingreso en prisión, puesto que el inculpado no reúne los requisitos para que se le conceda este beneficio.
El fallo todavía no es firme, ya que contra el mismo aún se puede presentar un recurso de apelación.
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