El acusado A. K. no acudió al juicio, pero su abogado estuvo conforme con la pena solicitada por la fiscal: Un año de cárcel por atentado, 6 meses por desorden público y multa de 90€ por amenazas.
Uno de los siete menores detenidos el pasado 30 de enero en el centro de acogida de La Purísima, tras registrarse un motín, y que después ha resultado ser mayor de edad será condenado a año y medio de prisión por un delito de atentado y otro de desorden público. El Juzgado de lo Penal 2 celebró ayer el juicio contra A. K., quien no estuvo presente, pero su abogado defensor se mostró de acuerdo con la solicitud de condena realizada por la fiscal. Aunque el caso quedó visto para sentencia, tras la declaración de dos cuidadores del centro y uno de los guardias civiles que intervinieron, el fallo recogerá la condena aceptada por la defensa: Un año de prisión por un delito de atentado, seis meses de cárcel más por un delito de desorden público y una multa de 90 euros por una falta de amenazas.
Uno de los cuidadores explicó, a preguntas de la Fiscalía, que el acusado estaba acogido en el centro porque aún no habían recibido el resultado de las pruebas oseométricas que determinan si es mayor de edad.
Tras la detención, todos los menores que habían protagonizado el motín y sobre los que existían dudas acerca de su edad, fueron trasladados al Hospital Comarcal, donde se le hicieron las pruebas y se determinó en el mismo día la mayoría o minoría de edad de cada uno, según explicaron a El Faro fuentes jurídicas.
El origen del motín
Así, mientras el resto de los menores ingresó en el centro de reforma tras el amotinamiento que protagonizaron el pasado día 30, A.K. fue procesado, dada su mayoría de edad, por un delito de atentado, otro de desorden público y una falta de amenazas.
Los dos cuidadores que declararon ayer como testigos explicaron a la juez que después de la hora de la merienda un grupo de menores se encerró en una de las habitaciones del módulo donde están acogidos entre 40 y 50 menores. En la habitación sólo había 12 menores que bloquearon la puerta con unas sábanas.
En el interior de la habitación comenzaron a escucharse golpes y ruidos. Ambos cuidadores señalaron que, cuando pudieron entrar, observaron que los menores amotinados habían causado diversos desperfectos en las camas y los colchones.
Al parecer el motivo de la revuelta era que se había prohibido a estos menores salir al exterior del recinto a causa del temporal de frío que se vivía en Melilla durante esos días.
Los dos cuidadores afirmaron que algunos de los menores que fueron detenidos portaban cuchillos y otro tipo de objetos. Uno de ellos, el acusado, con un cuchillo en la mano amenazó al personal del centro de acogida. “Cabrón, hijo de puta. Te voy a matar”, afirmó el acusado, según este testigo. El cuidador afirmó que habitualmente incautan armas a los menores conflictivos, dado que en el centro no se pueden portar este tipo de objetos.
Incautación de armas
Uno de los guardias civiles que intervino en la Purísima el pasado día 30 explicó a la juez que, efectivamente, cuando llegaron al centro había un gran revuelo, si bien el punto más conflictivo era una de las habitaciones en las que se había encerrado un grupo de menores. Al percatarse de la presencia de la Guardia Civil, los menores se fueron calmando hasta que los agentes pudieron concentrarse en la habitación más conflictiva. Tras varios intentos consigueron abrir la puerta y cuando los menores que estaban en el interior les vieron, también comenzaron a calmarse. “Vimos cómo intentaban deshacerse de objetos bien tirándolos por la ventana o bien escondiéndolos bajo el colchón. Después encontramos cuchillos, palos y otros objetos”, declaró el guardia civil.
Todos los menores se calmaron salvo el acusado, que seguía alterado ante la presencia de la Benemérita, por lo que tuvo que ser reducido, apostilló el agente.