Conchita, la maestra que dejó huella

CCOO entregó ayer el premio ‘Toda una vida dedicada a la enseñanza’ a Concepción Martín

No querían llorar, pero los maestros que acompañaron ayer a la señorita Conchita en la entrega de premios no pudieron evitar soltar alguna que otra lágrima al recordar los años de docencia que han compartido con ella. Esta entrañable profesora recibió ayer mil y un halagos. Todos merecidos, según los alumnos y los docentes que participaron en el reconocimiento que ofreció ayer CCOO a Concepción Martín de la Rosa, maestra del colegio Anselmo Pardo hasta hace cuatro años, cuando “por imperativo legal” tuvo que jubilarse. Todos la conocen como la señorita Conchita. La definen como una mujer entrañable, paciente, sensible y con mil trucos para hacer que sus estudiantes estuvieran callados, sentados y aprendiendo. Ayer recibió el galardón ‘Toda una vida dedicado a la enseñanza’  porque fue de las maestras que ha dejado huella en todas las personas que han compartido de alguna u otra forma un aula con ella.
El director del Anselmo Pardo, Francisco Vizcaíno, fue el primero en hablar de esta maestra. Recordó que cuando entraba en su clase, la señorita Conchita le hacía partícipe del debate que se hubiera generado ese día. Vizcaíno señaló que ella siempre enseñaba a sus alumnos a pensar de forma crítica y a reflexionar sobre cualquier cuestión.
También intervinieron para alabar a esta maestra dos de sus alumnos: José Antonio y Rosa. Esta última aseveró que la señorita Conchita no sólo había influido en su vida, sino también en la de su hijo, que se ha convertido en un escritor y cuya primera novela se la dedica a esta maestra.
Asimismo, uno de los hijos de esta docente, Juan Pablo, quiso poner en valor las enseñanzas de su madre. Aseguró que sin ella no habría conseguido ser el director de un coro de voces graves de Madrid ni otros objetivos de su vida. Señaló que era muy bonito escuchar cómo todos hablaban de la huella que había dejado en sus alumnos y sus compañeros.
Además, le pidió que aprovechara su jubilación para seguir aportando sus conocimientos a la sociedad. La señorita Conchita aseguró a El Faro en una entrevista publicada el 27 de mayo que aún visitaba el Anselmo Pardo y que eso le daba vida. No se acostumbra a estar en casa sin dar clases a sus alumnos.
Por su parte, Marín de la Rosa agradeció el cariño de todos e hizo hincapié en la importancia que tiene un profesor para los niños. Destacó que los docentes influyen en la vida de los pequeños y además de poner en valor esta profesión, hizo una reflexión sobre la necesaria implicación de los padres en la educación de los niños.

Una vida en el sindicato
Pero la señorita Conchita no fue la única galardonada ayer. También recibió un reconocimiento el profesor Miguel Ángel Hernández, del IES Juan Antonio Fernández, por estar gran parte de su vida profesional afiliado a CCOO. Casualmente Hernández compartió aula con la señorita Conchita cuando comenzó a dar clases en Melilla. Los compañeros de Hernández le definieron como una gran persona, a la que puedes pedirle una mano y te echa las dos, y un gran profesor.  
Este maestro aseguró a El Faro que llevaba muchos años afiliado a CCOO porque su compañero de profesión, Francisco Vizcaíno, al que conoció en el Anselmo Pardo, estaba en este sindicato. También se decidió por esta organización por sus ideales políticos.
Hernández explicó que son tiempos duros para los sindicatos y que no está reconocida su labor. Sin embargo, aseguró que son necesarios para defender los derechos de los trabajadores.
Además, la vinculación Hernández con CCOO ha sido estrecha en más de una ocasión, ya que cuando Caridad Navarro llevaba las riendas del sindicato fue colaborador de su ejecutiva.

Reconocimiento social
En el acto organizado por CCOO, asistió el director provincial de Educación, José Manuel Calzado que agradeció que el sindicato hubiera iniciado hace cuatro años estos premios porque permite reconocer la labor de muchos profesores que han trabajado por los alumnos de la ciudad.
Calzado destacó que los maestros tienen una profesión “terrorífica”, en el sentido de que ven cómo pasan los años para ellos y en cambio sus alumnos siempre son jóvenes. Insistió en poner en valor la figura del docente y de que estos premios ayudan a este objetivo.

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