Nos adentramos en la última semana de campaña antes de las elecciones al Parlamento Europeo del próximo domingo. Una semana que puede ser crucial, quizás no tanto para que el ciudadano decida por qué partido votar, pero sí que, por lo menos, para que los partidos consigan movilizar al electorado.
Ya se sabe que las elecciones europeas suelen contar con una alta abstención, especialmente, pero no sólo, en los países sureños. En España, salvo en el año 1957, cuando votó el 68,52 por ciento de la población con derecho a voto, todas las demás elecciones han registrado participaciones de entre el 40 y el 60 por ciento, quizás algo más.
Si se compara con la participación registrada en las elecciones generales desde 1977, el desequilibrio es evidente, pues en todos los comicios que se han celebrado desde entonces la cifra de votantes siempre ha superado el 66 por ciento –esto es, dos tercios-.
Esto no debería ser así, pues, hoy en día, en el Parlamento Europeo se toman muchas decisiones que afectan a todos los europeos. Además, muchas de las normativas que aprueban por los distintos gobiernos nacionales proceden de las directrices marcadas bien desde Bruselas (Bélgica). Aunque la sede oficial del Parlamento Europeo se encuentra en Estrasburgo (Francia) y la Secretaría General en Luxemburgo, es en la capital belga donde se lleva a cabo la mayoría de las actividades de las comisiones parlamentarias. Allí también se encuentran otros organismos de la UE como el Tribunal de Justicia, el Tribunal de Cuentas y el Banco Central Europeo, que, desde la entrada en vigor del euro el día 1 de enero de 2002, tiene cada vez más poder y más prerrogativas, comenzando por la dirección de la política monetaria.
Sin embargo, y pese a ser España un país de marcado carácter europeísta, las elecciones al Parlamento Europeo no llegan a despertar el suficiente interés entre los ciudadanos, por lo que es necesario que los partidos políticos hagan énfasis en la necesidad de acudir a las urnas. Les queda poco menos de una semana para movilizar a la población, por lo que no deberán poner toda la carne en el asador para que este mensaje sea escuchado.
De los resultados el próximo día 9 de junio depende buena parte del futuro de España, y de Melilla -incluidas aquí las discusiones sobre Schengen, Unión Aduanera o región ultraperiférica-, para los próximos cinco años. Está en las manos de unos comprender y de otros hacer comprender la importancia de estos comicios.
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