Aunque parezca que ya no hay más capacidad para la sorpresa, siempre hay algo que demuestra que sí se puede tener ampliar el asombro cuando se conocen situaciones tan surrealistas como que el PSOE, en el Congreso de los Diputados, haya votado en contra de una propuesta del PP para exigir a Marruecos que permita la relación comercial con Ceuta y Melilla. Esto necesita una aclaración lo más rápidamente posible por parte de la delegada Moh o por la aún secretaria general del partido en Melilla, Gloria Rojas.
¿Cómo que el PSOE vota en contra del interés económico de dos territorios españoles que necesitan como el comer que se restablezca el comercio con el otro lado de la frontera? ¿De qué manera se puede interpretar esto? ¿Cabe alguna duda ya de hasta qué punto llegan las concesiones del Gobierno de España a los vecinos del sur?
Resulta inaudito que el grupo socialista se posicione en contra de algo tan elemental como que se respete el régimen de viajeros, reconocido internacionalmente, que tenga reciprocidad y que funcione como lo ha venido haciendo durante décadas y décadas entre Melilla y su entorno marroquí más inmediato. ¿Qué conejo sacarán ahora de la chistera para explicar semejante desatino?
Si es verdad que Marruecos se comprometió a abrir las aduanas comerciales (en el caso de Melilla, reabrir) y España lo tiene todo listo para que así sea, ¿qué problema había para apoyar que el Gobierno exija a los marroquíes que no sigan poniendo trabajas al flujo comercial entre ambos lados de la frontera? El PSOE melillense está tardando ya en explicar esa negativa y hacerlo, además, con argumentos que resulten creíbles. No queremos milongas ni críticas al PP, como suelen hacer los socialistas cuando no tienen nada que decir. Aquí se trata ya de explicar muy claramente qué está pasando, cuál es la hoja de ruta, qué pasos se han dado ya más allá de las infantiles pruebas piloto y cuándo va a haber una reciprocidad en el régimen de viajeros.
Todo lo que no sean razones de peso y válidas para cualquier mente sensata, sobrará. Los comerciantes, los empresarios locales, la ciudadanía en general, tienen derecho a saber por qué el partido que gobierna el país se niega a apoyar que Marruecos dé un paso al frente de una vez y por todas en esto del flujo comercial. No hay excusas que justifiquen esa decisión, siquiera fuera por una cuestión de estética.
Y, desde luego, no le falta razón a la diputada del PP por Melilla, Sofía Acedo, cuando afirma que el Gobierno de España no puede hablar de normalización en las relaciones comerciales con Marruecos entre tanto las ciudades de Ceuta y Melilla ni siquiera tengan derecho a ejercer el régimen de viajeros. A no ser, claro está, que el Ejecutivo de Sánchez no considere a ambos territorios como parte de la nación española.
Mientras Ceuta y Melilla sigan siendo asfixiadas económicamente por Marruecos, España no puede hablar de que las relaciones bilaterales son buenas porque está claramente manipulando la situación. Si la soberanía de las dos ciudades autónomas continúa estando en cuestión para los "socios" marroquíes, España no puede afirmar que todo va bien porque está faltando palmariamente a la verdad.