¿Se ha preguntado alguna vez cómo funciona el ciclo del agua en Melilla? ¿Sabemos a ciencia cierta cuál es el circuito que sigue la distribución? ¿Qué se hace con las residuales? Hoy vamos a tratar de dar respuesta a todas estas preguntas.
Comencemos. ¿Por dónde empieza el ciclo? Comienza con la captación y se hace por tres métodos distintos: aguas subterráneas (pozos), agua de mar (desaladora) y subálveo del Río de Oro, cuya capacidad depende mucho de la lluvia y en esta época de sequía su aportación es prácticamente nula.
Vamos a ver ahora qué se hace con el agua que se impulsa desde los pozos. “A través de una red de impulsión va a unos depósitos, concretamente 4, que hay en la zona de Averroes. Cada uno de ellos tiene 5.000 metros cúbicos de capacidad, lo que hace un total de 20.000 metros cúbicos”, explicó al respecto Manuel Magaña, jefe de la Oficina Técnica de Recursos Hídricos de la Ciudad Autónoma.
La planta desaladora envía directamente el agua hasta los depósitos de distribución, situados en los aledaños de los pinares de Rostrogordo, en la estación junto al pantano de las adelfas. Allí debe llegar también el agua procedente de Averroes, si bien previamente debe ser clorada, y del subálveo, que se trata y se vuelve apta para el consumo antes de llegar.
Magaña manifestó también que el agua de los pozos no puede ser tratada en la misma medida que el resto. La sobreexplotación de las instalaciones hace que la calidad sea muy mala por una alta salinidad.
Actualmente, la producción diaria de agua está situada en torno a los 37.000 metros cúbicos diarios. Ello, aún cuando entre las 00.00 y las 05.30 de la madrugada se “estrangula” la distribución para que al día siguiente pueda haber suficiente presión. “No cortamos del todo pero sí cerramos válvulas para poder recuperar niveles y que a primera hora de la mañana haya agua y presión para toda la ciudad”, añadió.
Este técnico en recursos hídricos no cree que el consumo melillense sea excesivo si se miran los datos que aporta el Instituto Nacional de Estadística. Si se cuentan únicamente los domicilios, el consumo es de unos 200 litros por persona y día. Si se junta todo (riego y consumo industrial) y se hace una media, la cifra aumenta a más de 400 litros.
No hay que perder de vista tampoco las fugas que se producen en la red de distribución o incluso de impulsión. “Hay pérdida pero no son muchas. De los 37.000 metros cúbicos casi el 80% llega a la depuradora; es decir, que de toda el agua que se mete en la red se pierde solo entre un 20 y un 22%”.
Cuarto módulo
Se calcula que a finales de este mes de marzo habrá acabado la obra del cuarto módulo de la desaladora y con ello también los cortes que se producen por la noche. “Cuando funcionen los cuatro módulos de forma simultánea y nos den 29.000 metros cúbicos diarios, el agua de los pozos no será tan necesaria y la captación pasará de los 20.000 metros cúbicos diarios a entre 7.000 y 8.000”, señaló Manuel Magaña.
El técnico tiene claro que será el momento en que el agua podrá tener calidad “excelente” y pueda ser de uso del grifo en las viviendas melillenses. “El agua de los pozos quedaría equiparada a la de la desaladora con lo cual el agua de la red sería de una calidad excelente. Se acabaría con los cortes nocturnos salvo en algún momento puntual por avería pero se daría suministro las 24 horas. Tendremos hasta un poquito de exceso de agua”.
Los cortes nocturnos son obligatorios si se quiere que la parte alta de la ciudad reciba agua con presión por la mañana. “El problema que tenemos ahora mismo es que si no hacemos restricción por la noche, al día siguiente habría problemas. Si los depósitos no tienen una cierta altura, el agua no llega con presión a la parte alta de la ciudad”.
Preguntamos a Manuel Magaña sobre la posibilidad de almacenar agua. “Tenemos dos depósitos de 25.000 metros cúbicos cada uno y uno solo no cubre ni las necesidades del día. Conforme va entrando agua, va saliendo. Normalmente tenemos uno con una reserva de 25.000 metros cúbicos y suele estar sobre el 90% de capacidad mientras el otro es el que sale a la red. Por la noche lo estrangulamos para tener por la mañana otra vez entre 23.000 y 25.000 metros cúbicos”.
Ningún papel
Por ahora, el pantano de las adelfas prácticamente no tiene ningún papel en el tema del agua en Melilla. Dispone aproximadamente de unos 60.000 metros cúbicos cubiertos pero apenas si se puede aprovechar unos 2.000 diarios porque el fondo tiene mucho fango depositado y tratar esa agua para que sea potable es tarea imposible.
El pantano dispone de una capacidad de 350.000 metros cúbicos y en el futuro podría servir para acumular el agua resultante de la captación de los pozos cuando estos no sean tan necesarios porque la desaladora se encargue del suministro global. “Es posible que el pantano lo podamos ir llenando con los pozos si no llueve y tener ahí un agua de reserva. Donde tiene que llover es en el Gurugú, que es cabecera del río porque el agua que cae en Melilla se va por la alcantarilla”.
La última parte del ciclo es la planta depuradora, ubicada al final de la zona de la Hípica. Allí llega toda el agua utilizada en la ciudad a través de dos estaciones de bombeo: una en el Río de Oro y otra en la Hípica. Allí hay un tratamiento primario, otro secundario y el terciario para poder reusar el agua. “Actualmente estamos en un proceso de autorización y legalización para poder utilizarla y una vez que cubre los parámetros se vierte al mar”.
No obstante, el agua del terciario podría tener uso por ejemplo en el riego de las zonas verdes, parques y jardines de la ciudad. “Tiene una capacidad de 2.000 metros cúbicos diarios y se piensa ampliar hasta los 4.000 para riego pero esa agua también lleva un proceso de legalización de toda la red y de uso en los sitios donde se vaya a utilizar. Estamos con el proyecto y todos los permisos para ponerlo en marcha”, concluyó Magaña.