Los dueños de los puestos del mercadillo de Melilla aseguran estar mucho mejor en la calle García Margallo que en el polígono del SEPES, donde la clientela ha descendido significativamente.
Mientras coloca la mercancía, Mariana explica que en El Rastro, los vecinos van a hacer la compra al mercado y de paso se dan una vuelta por los puestos.
Ella vende ropa interior y lencería. Dice que antes vendía mucho a las marroquíes que venían a pasar el día y aunque en García Margallo está mejor, asegura que la situación “está muy mal, todo está flojo y si no dejan pasar a la gente de Marruecos, pues no compran”.
“En Melilla necesitamos lo de antes, que dejen pasar gente que venga a comprar a los negocios. Para estar mejor, estamos peor”.
No es la única que piensa así. Abdelmallik también recalca que están mejor en el centro que en el SEPES, pero las ventas van “regular”. Añade que desde que ha abierto la frontera “han bajado más las ventas”
Es por ello que la apertura de la frontera no les supone un gran cambio, sino al contrario, ya que las familias melillenses se van a pasar el fin de semana a Nador y allí hacen sus compras, explican.
En el Real, Mariana explica que hay días que incluso no llega a poner su puesto porque “pierde dinero”.
Jesica, que vende bisutería, explica que se acaba de incorporar tras una baja por maternidad y también afirma que ha notado un cambio en García Margallo, señalando que en El Real la situación está “apagada”. Ella cree que la gente “está aburrida” de ver siempre allí el mercadillo.
Abdelmallik subraya que la Ciudad Autónoma les había prometido dos días más en nuevas localizaciones, concretamente en la explanada que hay junto al estadio Álvarez Claro y en la plaza Multifuncional. Él se anima a añadir incluso el barrio de Las Palmeras; “hay un solar pero no sé si lo van a edificar”.
Ahora “estamos a la espera” de ver si les contestan desde la Consejería. La idea es ir al menos “a la búsqueda de los clientes, ya que ellos no vienen a nosotros”. Recuerda que hace 20 años se ponían en barrios como Cabrerizas y cree que eso es lo ideal.
“Que nos den más sitios para ir nosotros un día uno y así vamos vendiendo un día en sitio, un día a otro porque así no podemos seguir ni tirar, está la cosa peor”, dice Mariana.
Jesica piensa en la misma dirección. “Creo, bajo mi punto de vista, creo que deberían de abrirnos la puerta a ponernos sitios diferentes cada día de la semana”. Explica que tienen cinco días de trabajo y dos días de descanso, pero “los trabajadores nos ponemos tres días a la semana: dos días aquí y un día en El Real porque los demás días en el Real prácticamente no hay nadie”.
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