La Policía Nacional ha detectado en un mes 500 intentos de llegada irregular de inmigrantes, la mayoría menores, a la Península por los puertos de Ceuta y Melilla, que abortaron dentro de un dispositivo especial puesto en marcha en el marco de la operación Sónar.
Se trata, según ha informado la Dirección General de la Policía, de frenar la inmigración irregular que pretende llegar a las costas peninsulares en barcos, tanto de pasajeros como de carga, en los que estas personas se ocultan como polizones.
Para ello, los agentes de la Brigada de Respuesta a la Inmigración Clandestina (BRIC) desplegaron un dispositivo para intensificar los controles en las rampas de acceso a los barcos con el fin de detectar inmigrantes que pudieran ocultarse en camiones, vehículos y contenedores.
Asimismo, otro de los objetivos fue la realización de patrullas y requisas por todo el recinto portuario, especialmente en las horas previas a cada embarque, a fin de identificar a cualquier persona no autorizada que pudiera intentar acceder a los barcos que zarpan a diario con destino a Málaga, Almería o Motril principalmente.
En solo un mes, la operación se ha saldado con la detección de casi 500 intentos de entrada irregular, en su mayoría protagonizados por menores de edad que pretendían llegar a las costas españolas como polizones y que utilizaron para acceder a las embarcaciones diversos métodos, algunos de ellos especialmente arriesgados para su propia vida.
Muchos de ellos fueron descubiertos por los agentes ocultos en los bajos o huecos exteriores de las cabezas tractoras de camiones listos para embarcar.
Otros se ocultaban entre la chatarra u otras mercancías que se encuentran almacenadas a la espera para ser cargadas, procedimiento especialmente peligroso pues al desconocer el momento preciso en que será cargado el material, pueden permanecer incluso varios días atrapados.
También intentaron acceder corriendo por las rampas de acceso, aprovechando el descuido del personal de las navieras que supervisa el embarque y, en ocasiones, empujándolos y amenazándolos, o trepando por las pasarelas de embarque, que normalmente se encuentran a bastante altura.
Otros trataban de subir a pulso por los propios cabos de amarre de las embarcaciones para introducirse en los barcos por las aberturas laterales de las bitas, o bien intentaron acceder a nado hasta las zonas del puerto deportivo o la dársena pesquera, desde donde llegaban a la zona donde se encuentran las bateas para ser embarcadas y se ocultaban en éstas.
En todos los casos, subraya la Policía, con evidente riesgo de sufrir un accidente.
La Brigada de Respuesta a la Inmigración Clandestina, dependiente de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, se creó hace diez años como una unidad de respuesta inmediata para el refuerzo de otras unidades policiales y puestos fronterizos que lo precisen.
Así, realiza tareas de control de vehículos y personas, de lucha contra la inmigración ilegal y la trata de seres humanos, de apoyo en situaciones de crisis humanitarias, de control de entrada y salida del territorio nacional y de prevención del orden público, entre otras.
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