La ciudad de las culturas es una gran desconocida para muchos, y un sinfín de recuerdos para unos pocos. Melilla, que tan rica es en su arquitectura, desprende un enorme cariño entre sus habitantes, especialmente en los artistas que han dedicado gran parte de su trabajo a la ciudad. El pintor Carlos Baeza es uno de los melillenses que asegura que en estos momentos tiene una visión nostálgica de su tierra. Así lo refleja en su nuevo libro ‘La ciudad de las cúpulas y las mezquitas’. “Quiero recuperar esa Melilla de los pioneros, estamos hablando de un proyecto de ciudad ideal”, afirma Baeza.
Las fronteras, el comercio, la marcha de muchos jóvenes son problemas que no existen en ese recuerdo de la ciudad de Baeza: “Recuerdo una ciudad tranquila, y donde se vivía bien”. El artista admite que Melilla ha progresado pero la simplicidad de un hogar es algo que se rememora y se echa de menos. Su libro, que se presentará el próximo viernes 23 en el Real Club Marítimo reflejará, en una primera parte, ese proyecto de ciudad en el norte de África que forma parte de la historia: “Se podrá ver una serie de obras que intentan recuperar una Melilla de 30 años atrás. Mi libro intenta recoger esas estampas que nos intentan retrotraer una visión nostálgica de una ciudad prácticamente inexistente, que queda en el recuerdo. Es muy metafórica esa Melilla”.
El artista melillense puso de ejemplo la nostalgia del malagueño a una ciudad de la Costa del Sol que no estaba invadida por la turistificación. Esto parece un progreso que, al fin y al cabo, crea una decadencia para aquellas personas que han pertenecido siempre a su tierra y la han construido. “Por desgracia se están perdiendo edificios históricos, o simplemente no se cuidan”, señala el pintor.
Baeza admite que es difícil explicar lo que quiere reflejar en el libro. Baeza ha recopilado más de cuarenta años de su obra para ordenarla, clasificarla y publicar un volumen en el que se aprecie el arte melillense, tanto el arquitectónico y cultural, como el del mismo Carlos Baeza. “Satisface mucho haber hecho este proceso de investigación”, dice el pintor melillense. “Cuando tenía ya todo recopilado tuve que reestructurarlo para crear un libro que despierte el interés del público”, añade.
Este volumen, afirma Baeza, pretende que se aprecie el arte de una manera distinta a la que se hace en estos tiempos: “Considero que la gente consume muy rápido, sobre todo por el excesivo uso de las redes sociales y el arte se está convirtiendo en algo efímero”.
‘La ciudad de las cúpulas y las mezquitas’ no es un simple libro de arte o de historia, sino un mensaje de Baeza para mostrar su añoranza a una Melilla ideal a través de sus obras de arte. La segunda parte, apunta el pintor, es más extensa pues recoge gran parte de su obra. “Después de cuarenta años he dibujado y pintado mucho”, admite Baeza.
El artista cuenta cómo se puso en marcha este proyecto. Confiesa que su primer contacto con una editorial “ha sido una experiencia apasionante”. Su primer libro recopila 350 páginas de la obra del pintor. Por ahora, se han impreso 200 ejemplares y afirma, que si tiene éxito se hará una segunda edición. “Esto es una aventura personal en la que mi mujer me ha apoyado”, dice Baeza.
El artista melillense asegura que este libro ha sido una importante inversión y que no ha recibido ningún tipo de subvención: “No hemos tenido ningún apoyo económico, todo ha salido de nuestro bolsillo”.
Por otra parte, Baeza admite que su público de redes sociales ha recibido con los brazos abiertos este proyecto antes de su presentación. “Ha habido mucha gente que, incluso fuera de Melilla, se ha interesado”, afirma Carlos Baeza.
El libro ‘La ciudad de las cúpulas y las mezquitas’ contiene este título por una simple razón: “Melilla no es solo modernismo”, dice Carlos Baeza.
El arte arquitectónico traspasa fronteras para el artista melillense y por ello da cabida a las mezquitas de la ciudad y de Marruecos, además de otros edificios. “Soy un apasionado de Marruecos, desde la arquitectura más ‘pobre’ y ‘anárquica”, afirma Baeza. El pintor manifiesta que los edificios que a la gente les suelen resultar “feos”, él los ve como algo “exótico” y que llama su atención. “En mi libro se alude a estas características en la ciudad. Por eso, en muchas de mis obras se pueden ver teteras, chumbos, higos o paisajes del país vecino”, afirma el artista melillense.
Por otro lado, Baeza siempre ha crecido en una habitación que daba a la Mezquita Central, diseñada por Enrique Nieto: “Para mí, este edificio es como un tótem: lo he vivido y lo he simbolizado”. Baeza hace hincapié en el islam como símbolo cultural y religioso de la ciudad. “Esto es un componente muy importante y por eso mi libro lo refleja, además de formar parte del título”, concluye el pintor melillense.
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