Cinco disparos al aire para contener una avalancha en el Barrio Chino

La Policía Nacional de Melilla tuvo que emplearse a fondo ayer por la mañana para contener una avalancha humana en el paso fronterizo del Barrio Chino. La Delegación del Gobierno informó en nota de prensa de que a las 7:00 horas, momento en el que se abre dicho puesto a diario, un tumulto de personas intentó cruzar a la ciudad autónoma al unísono, provocando escenas “de alto riesgo”.
Los agentes del Grupo de Fronteras de la Jefatura Superior de Policía se vieron obligados a disparar al aire para dispersar a los que se agolpaban en el paso fronterizo para entrar en Melilla, evitando que la cosa pasara a mayores. Hasta cinco disparos realizaron los efectivos policiales para contener a la multitud.
Durante la avalancha, una mujer de nacionalidad marroquí cayó al suelo y corrió “el claro riesgo” de ser pisoteada por el resto de personas que intentaban cruzar a Melilla. La afectada fue trasladada al país vecino y se desconoce su estado de salud, según señaló la Delegación del Gobierno.
Por otro lado, uno de los disparos realizados al aire por la Policía provocó que el revestimiento de la bala golpeara a un joven, también de nacionalidad marroquí en pleno rostro, en concreto en el pómulo derecho.

Traslado al Comarcal
El herido fue rápidamente trasladado al Hospital Comarcal de la ciudad autónoma, donde el personal médico logró extraerle los restos del proyectil de la cara sin necesidad de que el joven pasara por el quirófano. En pocos minutos, el afectado fue atendido y curado, recibiendo el alta médica ayer por la mañana.
Lo ocurrido alteró el funcionamiento habitual del paso fronterizo, muy utilizado para trasladar bienes de contrabando entre uno y otro país, durante algunos minutos. Pasadas las 8:00 horas, la normalidad volvió a reinar en la zona y no hubo más incidentes.

No es la primera vez que el Barrio Chino es testigo de una avalancha de personas. El 17 de noviembre de 2008, ocurrió algo parecido a lo de ayer: En cuanto se abrió el paso fronterizo, una multitud de personas intentó cruzar hacia Melilla al mismo tiempo.
La gran diferencia entre ambos sucesos es que hace cinco años hubo una víctima mortal, Safia Azizi, una mujer marroquí de 41 años, que murió aplastada.
Aquel día, otras siete personas fueron derribadas por la multitud. Cuando la Policía Nacional se percató de lo que estaba ocurriendo, los agentes no dudaron en realizar dos disparos al aire para contener la avalancha y atender a los heridos. Cuando llegaron hasta Safia, aún respiraba, aunque con mucha dificultad. Pese a que se hizo todo lo posible por salvar su vida, murió a causa de una hemorragia pulmonar una hora después.

Las fuentes policiales consultadas en la jornada de ayer por El Faro se mostraron unánimes: La avalancha fue provocada por el ansia de coger uno de los cientos de fardos con objetos de contrabando que cada día cruzan la frontera desde la ciudad autónoma en dirección a Marruecos.
A diario, la escena es muy similar. La jornada se inicia en el lado español de la frontera a primera hora de la mañana, cuando comienzan a llegar los primeros vehículos con mercancías. En cuanto abren la frontera, decenas de personas procedentes de Marruecos pugnan por hacerse con algún fardo.
Es la ley del más fuerte, que obliga a los que ceden a los empujones a tener que caminar hasta cerca de la zonas de las naves del SEPES para conseguir hacerse con algún fardo. Las porteadoras no dudan ni un momento en echarse sobre las espaldas hasta 80 kilos de mercancía para convertirse por unas horas en una auténtica bestia de carga humana.
En opinión de las fuentes policiales consultadas por este periódico, el problema se encuentra en Marruecos, que no controla debidamente el flujo de personas hacia Melilla, provocando que en ocasiones se produzca un efecto embudo. En la misma línea, resaltaron que en sentido contrario, desde la ciudad autónoma hacia el país vecino, el flujo de personas es bastante más ordenado. Asimismo, recordaron que en el lado español hay zonas de sombra y de descanso para las porteadoras.