Melilla es una de las seis autonomías que han registrado una bajada del paro en el mes de agosto.
Aunque la cifra de desempleados locales (12.412) sigue siendo preocupante, lo cierto es que el dato del mes pasado es positivo. Y no sólo porque 42 melillenses encontraron trabajo en agosto, un mes que siempre ha sido difícil para la contratación en España, sino porque la población de la ciudad no ha parado de incrementarse. Así lo explicó ayer Esther Azancot, la directora provincial del Servicio Público de Empleo, tirando del mismo argumento con que le azota la oposición en los meses con farolillo rojo: Melilla está recibiendo parados de la península. Y aún así, baja el paro. Nuestro periódico estuvo ayer en la oficina de Empleo del Real y comprobó que, por desgracia, el desempleo se ha cebado con los jóvenes de la ciudad que responden a un perfil laboral complicado: poca formación y nula experiencia. En ellos hay que pensar a la hora de diseñar cursos de formación que les ayuden a defenderse en el mercado laboral. De no hacerlo, corremos el riesgo de que esos jóvenes no se sienten a esperar a que los llamen para el próximo Plan de Empleo y hagan las maletas y se marchen a buscar fortuna en la península. Luego, cuando escampe, porque va a escampar y de hecho ya está escampando del otro lado del charco, los trabajadores de la península, que han venido a Melilla a resguardarse de la crisis, retornarán a sus lugares de origen y los empresarios de la ciudad se encontrarán con un panorama desolador y con la ardua tarea de encontrar fuera la mano de obra que necesitan. Ésa que ahora está pensando en hacer las maletas para buscarse la vida lejos de la ciudad que les vio nacer. Y lo hace porque ha perdido algo difícil de recuperar: la esperanza. Pensando en devolverles la ilusión a esos jóvenes que no encuentran trabajo, el Gobierno central ha presentado una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado que recoge una partida de 600.000 euros para políticas de empleo en Melilla y Ceuta. Si bien el descenso del paro registrado en agosto en la ciudad es discreto, el hecho de que en un mes de agosto haya 42 parados menos, como mínimo indica que la sangría está controlada. Y no sólo eso. El sector de la construcción empieza a crear empleo en la ciudad. Las grúas vuelven a moverse en Melilla. El ladrillo ha despertado del letargo en el que lo sumió la culpabilidad. Y con su despertar, resucitan comercios que bajaron la persiana cuando reventó la burbuja inmobiliaria. Puede que el descenso del paro en Melilla sea discreto , pero es innegable que el dato de ayer es muy esperanzador.
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