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El cierre de la frontera y las restricciones provocan un aumento de los residuos

“Jamás he visto yo tanta basura como la que estamos viendo ahora”, asegura Ahmed Raha, presidente de la Federación Española de Montaña y Escalada de Melilla. Desde el punto de vista de la actividad que realizan, han notado un aumento de residuos en las zona del barranco del Nano, los pinares de Rostrogorgo y en la pista de carros. Entiende que “llevamos nueves meses confinados” y que toda la gente que antes salía fuera de Melilla, ahora no puede “y están haciendo uso del poco paraje natural que tenemos”. Además, el consejero de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Hassan Mohatar, explicó que estos meses se han enfrentado al hándicap de que residuos como neveras, lavadoras o armarios que antes eran recogidas por personas que se las llevaban a través de la frontera, con el cierre de esta la presencia de este tipo de residuos “se ha hecho más evidente” en la ciudad. Mohatar añadió que ha pasado lo mismo con las garrafas de agua.

Desde la Consejería han detectado 22 puntos negros donde se genera más basura y Mohatar destacó que hay determinados ciudadanos para los que “el horario no va con ellos”, lo que provoca que se generen más residuos al no respetarse las normas. Además, también confirmó que han notado más presión medio ambiental por todas aquellas personas que ya no pueden salir de la ciudad para practicar las actividades deportivas que llevaban a cabo fuera. Algunas implican en uso de los quads e incluso han llegado a detectar todoterrenos en zonas por donde tienen prohibido pasar. Y es que el consejero aseguró que las zonas protegidas de la ciudad, como es el barranco del Nano, están sufriendo notablemente este aumento de la presencia humana.

Manolo Tapia, de la asociación ecologista Guelaya, apuntó que también se nota mucho en las playas, sobre todo en la de Horcas, donde señaló que no hay servicio ordinario de limpieza. “La gente que antes dejaba por costumbre la basura en las playas de Marruecos, ahora lo hace en las nuestras, y el resultado ha sido el aumento dramático de residuos en las playas este verano”, dijo. Y eso no es todo. “En cuanto a la presión en nuestros espacios naturales por parte de runners, bikers, motos, quads y vehículos, que antes iban a Marruecos, se ha multiplicado a la enésima potencia, produciendo efectos muy visibles en las áreas verdes de Melilla”, resaltó Tapia.

Francisco Pérez, coordinador de SEO/Birdlife en Melilla refuerza esta idea. Explicó que lo que para los melillenses era basura, había personas que “reciclaban” los residuos que se generaban en distintos sectores, como los que procedían de la construcción. “Hay un mensaje muy claro que es que gran parte de nuestra basura salía hacia Marruecos por diferentes vías”, apuntó.

Tapia, de Guelaya, cree que ante esta situación en la que faltan estas personas que se llevaban los residuos para reutilizarlos en el país vecino, “tenemos que aprender a gestionar nuestra propia basura”, lo que implicaría que la ciudad fuese independiente y ser independientes de la península en ese sentido. Resaltó que apoyarse en la incineradora “no es nada sostenible” y señaló que la tecnología de esta “es bastante antigua”. “Me he dado cuenta de la cantidad de gente que hay en Melilla”, subrayó Raha, no en vano, esta es una de las ciudades con mayor densidad de población de España. “Antes no lo visualizábamos porque nos íbamos a Marruecos o a la península excepto los días que hacía mucho calor y se iba todo el mundo a la playa”. “Ha sido impresionante la cantidad de basura que hemos depositado” en las zonas naturales de la ciudad, dijo. Mohatar asegura que les “preocupa y mucho” la gestión de las basuras y recalcó que “estamos hablando del principal contrato de esta Administración” al tratarse de 14 millones de euros anuales. Señaló que cuando tomaron posesión del área, se trataba de un servicio “deficitario” y que había numerosas quejas de los ciudadanos “con razón”.

Para Guelaya, el mayor desafío en estos momento es gestionar las escorias, es decir, el material que queda de lo que se quema en la incineradora; la asociación ha llevado a la Justicia este hecho. Tapia señaló que la ciudad “está a la cola de educación medio ambiental” y cree que si los ciudadanos percibieran una cambio en las autoridades, sería distinto. Sin embargo, aseguró, se percibe una cierta “desilusión, un desencantamiento” porque hay personas que creen que no es útil reciclar. “Ahí tienen un trabajo las autoridades de gestionar correctamente la basura y demostrar a los ciudadanos que reciclando y no usando tanto plástico, la basura irá donde tiene que ir”. “El problema de escombros y residuos es insoportable” y dijo que tan criticable es que haya una parte de la ciudadanía que deja residuos después de los ‘botijos’ como la administración que no les sanciona.

Además, Pérez aseguró que “hay una impunidad absoluta para tirar residuos, es espectacular” en los puntos negros de la ciudad y cree que contaminar el medio ambiente “no sale caro” porque no se sancionan las infracciones. “Vemos el medio ambiente como un estercolero donde podemos tirar todo lo que no queremos”, valoró y aseguró que vive esta situación con “mucha crispación”. Entiende que la ciudad “va con mucho” atraso para ser una ciudad europea.

Concienciarse de que Melilla “es nuestra casa”

Ahmed Raha subraya que hay que concienciarse de que el espacio en el que vivimos “es nuestra casa”. Resalta que “es un trabajo de todos”, tanto de las instituciones como de los ciudadanos. Cree que antes no se le daba el valor que tenía, pero que desde que llegó la pandemia del coronavirus, se hace un mayor uso de limitado entorno natural de la ciudad, por lo que “debemos responsabilizarnos las instituciones y nosotros como seres humanos y por civismo”. Francisco Pérez piensa que hay un esfuerzo por tener la zona urbana limpia, pero que el medio natural, como son los terreros sin edificar, se tienen como vertederos. Denuncia que la basura atrae a los gatos callejeros y estos se comen las aves. Cree que de esta forma se proyecta una mala imagen de la ciudad, no solo a los científicos que vienen de fuera, sino también a los turistas. Asegura que han llegado hasta al punto de tener ellos que limpiar un poco los terrenos donde iban a llevar a acabo anillamientos de aves con científicos de fuera. “Lo hemos hecho por vergüenza”, dijo. Manolo Tapia insiste en que no se use tanto plástico, que ya no es solo cuestión de reciclar, sino de reducir el consumo de elementos que acaban en la basura. Valora que cuanta menos basura hay, más salud habrá. “Ahora nos hemos dado cuenta de lo importante que es la salud y lo importante que es el medio ambiente para dicha salud” y subraya que la contaminación “produce víctimas”.

 

Mariano Paracuellos: “Para los peninsulares, Melilla constituye un sitio privilegiado”

Mariano Paracuellos, anillador experto del grupo de anillamiento Rhodopechys de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) ubicado en Almería, asegura que para los peninsulares la ciudad de Melilla y su territorio se constituye como un sitio privilegiado al ser un punto de encuentro con el norte de África. Por lo tanto, resaltó el poder analizar comparativamente las especies que hay en el norte y las del sur para avanzar el los conocimientos científicos al respecto y hacer un seguimiento de estas. Explicó a El Faro que vino a Melilla para el anillamiento científico a la gaviota de Adouin en las colonias de la zona y a las aves paseriformes cercanas al río de Oro con el objeto de estudiar las colonias que hay a ambos lados del mar de Alborán. Sin embargo, debido a la acumulación de residuos que se encontraron en un solar rústico cercano al centro de la ciudad, por lo que “fue difícil tomar datos concluyentes que nos sirvieran para comparar los datos que aquí tenemos”. “Las condiciones de trabajo deben ser las más idóneas”, aseguró. Así pues, valora como “fundamental” el mantenimiento de los espacios naturales de la ciudad, no solo por cuestiones científicas o técnicas, sino también por la propia conservación de la naturaleza y biodiversidad de la ciudad. Reiteró que esta zona “es bastante valiosa” para los peninsulares. “Es uno de los pocos sitios africanos dentro del territorio nacional, por lo que es importantísima su conservación”. Por ello, apuntó a que “sería deseable” que los lugares que visitaron para trabajar en sus estudios científicos y que estaban llenos de residuos “se controlara, se minimizara y que se eliminara por completo con conservar ese valor ecológico tan preciado para nosotros que allí tenéis”, apuntó.

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