Editorial

Ciegos por la adrenalina

Los saltos al vacío desde los acantilados del litoral melillense están prohibidos, pero se hacen.

Este verano hemos tenido sustos y de ahí no ha pasado. No ha ocurrido ningún accidente especialmente grave, pese a que las rocas siguen siendo el trampolín  preferido por bañistas de todas las edades: niños y adultos se lanzan al mar seducidos por la adrenalina. Como si no hubiera un mañana.

Las estadísticas están ahí para frenar a los atrevidos aunque ellos sólo perciben números donde los médicos ven pacientes: siete de cada diez lesiones de médula que se producen en verano en España tienen su origen en los lanzamientos de cabeza en playas y piscinas.

En estos casos, insisten los facultativos, la gravedad es mayor que en muchos accidentes de tráfico. Pero estas advertencias suenan a ciencia-ficción.

Los socorristas de la playa de Galápagos se han dado por vencidos. De nada les ha servido llamar la atención de los bañistas que han pasado todo el verano subiendo y bajando rocas para lanzarse de cabeza, dando giros e incluso de espaldas al mar. El cosquilleo que produce el riesgo puede con ellos.

Pero que no hayamos tenido ningún incidente grave este año no quiere decir que la temporada ha sido un camino de rosas. Ahí están los trabajadores del Servicio de Socorrismo para hablar del joven que perdió el conocimiento al lanzarse de una roca y cayó inconsciente al mar. Hubo que rescatarlo y si hoy está vivo es sólo una prueba más de que los milagros aún existen.

En una semana los socorristas dejarán de vigilar nuestras playas pese a que las altas temperaturas de este septiembre animan a estirar la temporada de toalla y bikini.

Ayer el tiempo dio una tregua y los melillenses que celebraron el Aid El Kebir se encontraron en el rezo colectivo de la explanada de Cabrerizas con un cielo encapotado sin ganas de fiesta, que terminó echándose a llorar por la tarde.

Si las temperaturas acompañan, es previsible que los saltos al vacío desde Galápagos continúen hasta que el otoño diga: “Aquí estoy yo”. Para entonces seremos afortunados si cerramos la temporada sin un accidente grave.

De momento, una joven se recupera en el Comarcal de una brecha que se le abrió en una pierna al intentar alcanzar la cala de Trápana por las rocas del acantilado por el que sube la adrenalina.

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