La festividad musulmana del Ramadán ya ha comenzado, y con ella llega un mes en el que los dulces morunos llenan las casas de los melillenses de esta confesión. Los comercios y los puestos de las calles ofertan una gran variedad de manjares para estas fechas, especialmente la famosa Chuparquía (o Chebakia), un dulce hecho de harina, miel, almendras y canela.
Los melillenses musulmanes suelen salir a comprar por la tarde, o bien se dedican a cocinar durante el día para disfrutar los manjares una vez llegada la noche.
Los confesos del Islam en Melilla coinciden en que la Chuparquía es el dulce estrella, junto a los dátiles y el plato típico que toman por las noches: la harera. “Nosotros compramos la chuparquía y sus derivados, lo comemos junto a la sopa de la harera”, dice un hombre que entraba en un supermercado.
“Hay muchas clases de dulces: también comemos pastela, los jeringos, las pastas o los pañuelos, aunque la chuparquía es la que más se come”, afirma un vecino que hablaba con sus amigos a las puertas del barrio del Rastro.
Durante estos días, los musulmanes tendrán que preparar su bolsillo para comprar grandes cantidades de comida o los ingredientes necesarios para elaborar los platos en sus casas. “Las personas que tienen dinero suelen hacer la comida y los que tienen menos compran directamente la comida”, dice una melillense musulmana que compra menos cantidad de comida por su diabetes.
Otra mujer que suele transitar el barrio del Rastro también ha explicado a El Faro que el presupuesto de cada familia influye mucho: “Se compra según el bolsillo. Si lo tienes caliente, todo es bonito en estas fiestas y si vas flojo comes lo que te toque. Hay que hacer un esfuerzo para poder hacer Ramadán”.
Las pastelerías y las tiendas de comida cuyos propietarios son musulmanes ya han comenzado a ofertar kilos de chuparquía. Aras Mohamedi es un comerciante en el barrio del Rastro y su tienda tiene una enorme variedad de dulces. Además de Chuparquía, hay triángulos, churros, pañuelos, dátiles y pasteles. “Tenemos de todo, pero lo que más se vende es la chuparquía”, asevera Mohamedi. “Por el Rastro hay muchos puestos, el número de clientes es normal”, agrega.
Por otro lado, Amar Hamida, gerente de la pastelería Montemar, afirma que todos los días van a preparar los dulces típicos para la mayor festividad del Islam: “Durante una mañana podemos elaborar dos o tres variedades de dulces”.
Hamida apunta que se van a incrementar la venta de los manjares más típicos del Ramadán, no solo por parte de la población musulmanes, sino por toda la ciudadanía melillense.
El Ramadán lleva años siendo un símbolo cultural y gastronómico en la ciudad de Melilla.
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