Este miércoles se daba ya por finalizado el curso 2018/2019 de Equinoterapia, y el caballo Chicharito se tomará un descanso hasta el 15 de septiembre, cuando se vuelvan a reanudar estas sesiones en la Granja Escuela. Alrededor de las 19:00 horas los coordinadores y monitores de este curso repartieron los diplomas y medallas a todos los participantes del curso.
Este proyecto cuya empresa adjudicataria es Eventos Melilla, comenzó en mayo de 2018 con una sola asociación, Autismo Melilla. Este año, que ha podido realizar el curso desde septiembre hasta junio María de la Flor Alemany, psicóloga coordinadora de este proyecto de Equinoterapia cuenta que este año han podido trabajan con 60 usuarios de cuatro asociaciones de la ciudad: Autismo Melilla, Aspanies, TeAma y el Centro Gámez Morón.
Según la psicóloga, se ha trabajado con estas organizaciones en dos turnos. Los de la mañana, Aspanies, que asiste con el centro ocupacional, y el Centro Gámez Morón, realizan la terapia en grupo. En cambio, las sesiones vespertinas, con Autismo Melilla y TeAma son individuales.
Todas las sesiones se realizan con el mismo caballo: Chicharito. El caballo está entrenado para trabajar con todos los usuarios. Se adapta a las sesiones, aunque María reconoce que en ocasiones se ve necesaria la adquisición de nuevos caballos. “Tanto para atender a nuevos usuarios, como para que él tenga más periodos de descanso”, explicó.
“Fue una idea que entró con mucha ilusión y muchas ganas, me encantan los caballos y trabajar con mis chicos y mis jinetes es maravilloso”, expresó María de la Flor.
Ante la pregunta de si cree en la posibilidad de poder tener más caballos, la psicóloga espera que pueda ser así en un corto plazo, ya que trabajar con más caballos les permitiría atender a más usuarios y hacer otro tipo de sesiones.
María de la Flor contó que se podía ver la evolución en los usuarios de las terapias. Aunque comentaba que también es algo que depende de cada persona, ya que mucho vienen con ciertos miedos, como lo es exponerse a un caballo, un animal de tales dimensiones. “Esa envergadura impacta de primeras, pero es verdad que cuando va pasando el tiempo van superando esos miedos y ven que lo cepillan, el hecho de querer montarse en el caballo es un paso importante”, explicaba.
Según la coordinadora de la terapia, los usuarios no se suben sobre Chicharito en todas las sesiones, sino que es algo que se hace dependiendo de los usuarios ya que se pueden realizar sesiones a tierra o montados en él. A los más mayores, por ejemplo, sí que los preparan y le ponen las riendas.
Con estos ejercicios, contaba se trabaja el área cognitiva, la atención y la memoria. Reconoció que la forma de trabajar en estas terapias es muy distinta a las que se realizan en otros contextos ya que en estas además de trabajar muchas cosas, también vienen a disfrutar montados en Chicharito. Por ello, los chicos vienen con tanta motivación.
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