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Chakib Mohamed: “La hostelería ha tenido que resurgir y reinventarse”

El cierre de la frontera con Marruecos coincidió con el confinamiento domiciliario en toda España. La hostelería se quedó sin clientes por dos bandas de un día para otro y echaron la persiana como tuvo que hacer toda actividad económica, excepto la esencial.

Chakib Mohamed, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Melilla, fue una situación muy gravosa. Además de la clientela, explicó que perdieron un elemento que caracterizaba al sector: los productos de Marruecos, en especial, el pescado. Señaló que la oferta gastronómica que presentaban estaba muy basada en los productos que llegaban del país vecino, caracterizados por su calidad y sus bajos precios.

“Hemos tenido que resurgir y reinventarnos”, dijo, pues más allá de la clientela y los productos, la hostelería de Melilla se nutría bastante de los trabajadores marroquíes. Mohamed explicó que estos tenían una alta cualificación que no han podido encontrar en la mano de obra melillense. Han tenido que reorganizar los canales de distribución también.

Los comensales marroquíes solían acudir por la noche a los bares y restaurantes de la ciudad y para los locales, dependiendo de cual, podía suponer entre el 25% y el 60% de su clientela. Sobre el porcentaje de trabajadores transfronterizos, Mohamed respondió que no se trata del número, sino de la calidad. Señaló que se trataban de trabajadores de muchos años que conocían bien la hostelería, la confitería o la panadería de la ciudad y que tenían una gran responsabilidad dentro de la empresa.

Subrayó que en Melilla hay una falta de formación en el sector y que los hosteleros ya están pensando en un futuro en el que sobrevivir. “Tenemos que reinventarnos, tenemos que modernizarnos y tenemos que ser más competitivos”, manifestó. Relató que recientemente tuvieron una reunión en el seno de la asociación y dijo que se mostraron cansados de una situación “que no lleva a ningún lugar”. “Es como trepar una pared de grasa, que cuando llegas al final vuelves otra vez abajo” y es por ello que “hay que crear un futuro de esperanza” en el que gracias al ingenio puedan buscar nuevos horizontes y ponerse al día con el panorama de la ciudad, pues apuntó a que si en el país va a cambiar, en Melilla mucho más. No tienen una fórmula mágica, pero entre todos están intentando buscar una salida y ahora se plantean a qué tipo de clientela van servir, cambiar la idea de los bares por la falta del pescado de Marruecos, revisar las medidas seguridad alimenticia, trabajar sobre la informatización del sector, las redes sociales o las aplicaciones móviles.

Sobre los clientes actuales, dijo que antes eran más exigentes, pero que ahora aceptan lo que hay y aseguró que los locales de hostelería van a seguir ofreciendo mejor calidad de productos que el que pueda conseguir cualquier ciudadano por su cuenta.

¿Y cuántos locales han cerrado durante estos 12 meses de pandemia? “No tenemos opción de cerrar ¿A qué nos vamos a dedicar nosotros si no tenemos pesca, no tenemos agricultura?”, respondió. Así pues, dijo que están aguantando y endeudándose cada vez más y más. No tienen otra opción.

Según Mohamed, el problema de las líneas de ayudas que ha puesto en marcha el Gobierno es que aquellos propietarios que tienen algún tipo de deuda con la Administración no pueden recibirla, dijo. Recalcó que están llegando después de un año y que más del 50% de los hosteleros no pueden recibir la ayuda por dicho endeudamiento. Lo calificó de “problemón” y que al final es una situación de la que no salen porque el endeudamiento no deja de aumentar.

No pueden permitirse deprimirse, dijo, pero el estado de ánimo es muy duro. Explicó que con las limitaciones actuales decretadas para el control de la pandemia no pueden salir adelante, trabajando un 25% o 30% de lo habitual, ya que además de no poder servir la cena porque cierran a las 19:00 horas, la merienda también se ha visto afectada y hay cafeterías que se han tenido que convertir en bares. Dijo que, prácticamente, a las 14:00 se interrumpe la actividad.

Lo que están exigiendo, dijo, es que se vacune a toda la población, inmunizando a todos los ciudadanos. Resaltó que Melilla tiene los peores datos epidemiológicos y que están en una situación de urgencia.

Sobre las críticas recibidas en el sector por el incumplimiento de algunos locales de las medidas, expresó que se vuelve a centrar en que “no hay ningún caso en la hostelería”. Asegura que no se han cumplido las normas anticovid no se estaba cometiendo “una ilegalidad”, si no que “podían cometerse situaciones que no estaban dentro del marco del covid”.

“Las normas no sirven”

Añadió que “las normas no han servido para nada”, pues piensa que el resultado de estas ha sido “destruir más la economía, destruir más la hostelería” y recalcó que los contagios vienen de reuniones privadas, señalando esto como una consecuencia de las limitaciones en los bares y restaurantes ya que la gente opta por organizar quedadas en sus domicilios particulares.

Mohamed agregó que en los locales sí que se tienen que cumplir unas normas y hay un control, a diferencia de lo que ocurre en los hogares. También culpó a la falta de un control real en las entradas y salidas de la ciudad, por lo que cree que “resulta ofensivo” culpar a la hostelería de los contagios.

“Yo creo que estamos hasta en la cuarta ola” y estima que el territorio nacional sí que podrá salir adelante y que Melilla se quedará atrás. Calcula que si no mejora la situación, el sector no podrá salir de este bache económico hasta dentro de dos años. “Se ha solapado la tercera ola con la cuarta”, dijo.

La hostelería supone unos 2.000 empleados en la ciudad e indirectamente unos 1.500 teniendo en cuenta a los canales de distribución, pescadería, carnicería, verdulería, mensajería, butano, transporte o cervecería.

Mohamed pide a la Administración que permita a la hostelería abrir hasta media hora antes de que comience el toque de queda y que el aforo se limite por número total de personas en el local y no por mesas, pues cree que esta medida no está siendo útil, ya que al no poder reunirse más de cuatro personas, los ciudadanos deciden reunirse en sus casas. Dijo que “hay que hacer el esfuerzo” para que la hostelería de la ciudad no cierre.

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