El CETI, lleno hasta la bandera

En plena crisis del coronavirus tenemos el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) lleno hasta la bandera. Aunque está pensado para alojar a 782 personas acoge a 1.626. Está a más del doble de su capacidad y no hemos escuchado a ningún político del Gobierno local salir a denunciar las condiciones inhumanas de hacinamiento en las que conviven personas de diferentes nacionalidades, culturas y costumbres, que llegan a Melilla huyendo de la guerra, la miseria o el atropello de los derechos humanos en sus países.

¿Qué pasaría si se dieran casos positivos de Covid-19 en el CETI? ¿Tenemos sitio para alojar en el Comarcal a tantos contagiados? ¿Cómo vamos a aislarlos? Sólo hacernos estas preguntas nos llena de sobresalto.

Pero ahí están los inmigrantes y puede ir a más porque nuestras ‘fronteras’ con la península están cerradas por aire y por mar. Del otro lado del Mar de Alborán, muchas delegaciones del Gobierno han optado por dejar en libertad a los inmigrantes recluidos en los CIEs (Centros de Internamiento de Extranjeros) como medida excepcional. El Estado los echa a la calle y los gobiernos autonómicos son los que tienen que hacerse cargo de aquellos casos que no tienen ni amigos ni parientes a los que acudir en medio de la pandemia.

Aquí no hay barco y aviones y el Gobierno de Pedro Sánchez, según ha recogido el Grupo Vocento, no se plantea la normalización de las conexiones marítimas y aéreas hasta finales de año, aunque esta información no aclara si se refieren a vuelos y barcos internacionales o en ese potaje nos meten a los melillenses.

El caso es que los traslados de inmigrantes a la península están suspendidos por motivos obvios. La frontera está cortada y la valla, vigilada por el Ejército y la Guardia Civil. Difícilmente la población inmigrante alojada en el CETI vaya a más, al menos durante el estado de alarma. Pero el problema no es aguantar el tirón sino buscar ya, de una vez, una solución para la sobresaturación del CETI.

En marzo de 2014, la Delegación del Gobierno, entonces con Abdelmalik El Barkani al frente, barajó la posibilidad de trasladar inmigrantes al cuartel de Pajares en caso de emergencia, pero los vecinos de Alfonso XIII se pusieron en pie de guerra y cortaron la posibilidad por lo sano. Aquella “solución transitoria” para habilitar un CETI 2 se quedó en agua de borrajas.

La solución, en aquel momento en que la ciudad vivía una presión migratoria sin precedentes, pasó por agilizar los traslados a la península, por el bien de todos. Pero con el cierre de las conexiones aéreas y marítimas, estamos a punto de reventar y en plena crisis del coronavirus, aquí no sabemos si hay una alternativa al hacinamiento de personas en el CETI de Melilla. ¿Es que a nadie le importa cómo viven ahí familias enteras? ¿Qué pasa si tenemos otro salto a la valla?

A la Delegación del Gobierno de Sabrina Moh podemos afearle falta de transparencia si es que se ha planteado alguna alternativa a la descongestión del CETI, pero no podemos achacarle la responsabilidad de no haber previsto lo que nos iba a caer. El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla hace años que se quedó pequeño y el Gobierno anterior no encontró o no quiso encontrar o no pudo encontrar una solución. Es verdad que las instalaciones se ampliaron entre 2013 y 2014, al pasar de 480 plazas a 782, pero esa ampliación se quedó pequeña.

El coronavirus ya está llegando al África subsahariana. Todos sabemos que no hay infraestructura sanitaria en esa región del continente para hacer frente a una pandemia que ha puesto en jaque al mundo desarrollado. La gente que no se contagie va a huir de su país, que es algo así como huir de la muerte. ¿Adónde creéis que irán? Pues eso, que no estamos preparados para hacer frente a una nueva oleada migratoria. No podemos porque nuestro país está en coma económico.

No podemos seguir aplazando la ampliación del CETI de Melilla. Quizás deberíamos replantearnos levantar alturas porque en Melilla el espacio es el que hay y también es cierto que los vecinos no quieren instalaciones de este tipo en sus barrios. Pero urge buscar una solución porque no podemos tener a seres humanos durmiendo en tiendas de campaña durante meses. Esto no es el Líbano, con todo el respeto que merece ese país. Si somos Europa, que se note.

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