Al menos dos residentes del CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) tienen tuberculosis. Además, hay una trabajadora de baja médica a la espera de los resultados de las pruebas que determinarán si ha sido o no contagiada de esta enfermedad. Así lo confirmaron ayer en declaraciones a El Faro fuentes cercanas a la dirección del centro, que aseguraron que los dos inmigrantes se encuentran aislados para evitar que puedan producirse más contagios en las instalaciones.
Desde el centro aseguraron que siempre que se detecta algún caso de este tipo se pone a los afectados separados del resto de los residentes para evitar que pueda propagarse la enfermedad. En el caso de la trabajadora, sobre la que no quisieron dar más datos para respetar su confidencialidad, señalaron que se han realizado ya las pruebas pertinentes, pero están a la espera de los resultados para determinar si padece o no esta dolencia. Mientras tanto, como medida de precaución la mujer no está trabajando.
En cuanto al aislamiento de los residentes, desde el centro apuntan que en cuanto hay la más mínima duda de que puede haber riesgo de contagio, se les aparta. Esto, en algunas ocasiones provoca problemas entre los inmigrantes afectados y los responsables de las instalaciones, sobre todo en el caso de que sean reubicados antes de tener los resultados médicos, ya que creen que no tienen ninguna dolencia.
Las mismas fuentes del CETI consultadas por El Faro precisaron cuál es el protocolo de actuación que se pone en marcha cuando se detecta que puede haber un caso de este tipo. Antes de tener la confirmación se realizan dos análisis, primero el test de ‘Mantoux’ (consiste en inyectar antígenos en un organismo para comprobar si se ha producido contacto con la bacteria que provoca la tuberculosis) y si éste da positivo, unas placas. Después es el médico el que, a tenor de los resultados, decide si hay que aislarlo y realizarle una tercera prueba para comprobar en qué estado está la enfermedad. Mientras tanto, se le administra medicación. Si esta tercera prueba es positiva, se mantiene el aislamiento y el tratamiento farmacológico hasta que se repiten los tests para comprobar si es contagioso.
En cuanto a los trabajadores que realizan su labor en el CETI, todos están vacunados y se les practican reconocimientos médicos anualmente para comprobar que se encuentran en buen estado y que no padecen ninguna enfermedad. Además, en el caso de los empleados que están en contacto directo con residentes afectados por un tipo de dolencia que puede ser contagiosa como la tuberculosis, llevan mascarilla.
Desde el centro recalcaron que tanto las empresas como las ONG que trabajan en las instalaciones tienen unas normas propias que les dan sus responsables de riesgos laborales y los trabajadores de cada una tienen que seguir unos determinados protocolos de actuación para evitar que se puedan producir posibles contagios de alguna enfermedad o cualquier tipo de accidente laboral.
Las fuentes consultadas por El Faro no supieron precisar cuánto tardarán en conocerse los resultados de las pruebas detectadas a la trabajadora para determinar si está o no contagiada de tuberculosis. Tampoco tenían datos acerca de la nacionalidad de los dos residentes que padecen esta dolencia, ni precisaron desde cuándo están aislados por tuberculosis. Lo que sí indicaron es que están recibiendo el tratamiento y las atenciones médicas necesarias para paliar los efectos de esta enfermedad y que continuará, por el momento, sin tener contacto con el resto de personas que viven en estas instalaciones.
En junio se detectó otro caso de un argelino del CETI también infectado de tuberculosis
Estos dos casos de inmigrantes afectados por tuberculosis son los primeros que se detectan en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad. En junio del año pasado, El Faro publicó que en las instalaciones había un inmigrantes argelino afectado de tuberculosis. El joven fue trasladado al CETI tras pasar por el Hospital Comarcal, donde se le empezó a aplicar el tratamiento. El hombre fue al hospital en dos ocasiones, ya que la primera se escapó porque no tenía papeles. Cuando huyó del centro sanitario aún estaba en fase “contagiosa”. Posteriormente, fue la ONG Médicos del Mundo la que encontró al hombre y lo volvió a llevar al hospital. Cuando se encontraba en mejor estado fue llevado de nuevo al CETI. Se trataba de un hombre de entre 20 y 30 años .
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