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El Puerto investigará la presencia de taxis pirata, a los que sancionará y prohibirá el paso
Desde hace mucho tiempo, El Faro lleva informando de la guerra que el transporte público se ha visto obligado a librar a causa de la competencia desleal de los llamados taxistas pirata, es decir, conductores de vehículos particulares que se dedican a transportar pasajeros sin disponer de licencia para dicha actividad.
Estas personas perjudican notablemente tanto los ingresos de la COA (Cooperativa Ómnibus de Autobuses) como los de los miembros de la Asociación del Taxi, quienes pagan sus impuestos y su licencia por llevar a cabo una actividad que otros desarrollan sin tener que gastar un euro y, además, arrebatándoles sus clientes.
Ayer, este periódico tuvo conocimiento de una de las situaciones rocambolescas derivadas de que haya conductores dedicándose a una actividad a la que no están autorizados: un taxista supuestamente pirata había denunciado a uno que ejerce la profesión legalmente, a quien había acusado de molestar a un familiar.
Los taxistas con licencia, según han contado varios de ellos a este periódico, afirman que los piratas, no contentos con quitarles pasajeros, se sitúan en las mismas paradas del transporte público y los provocan. Y, ahora, en pleno verano, los taxistas legales aseguran que la Policía Local no está destinando ninguna patrulla a la persecución de los piratas, algo que se debe principalmente a las vacaciones estivales, cuando el Cuerpo dispone de menos funcionarios.
Los piratas operan en distintos puntos de la ciudad. Desde cada uno de los pasos fronterizos hasta diferentes paradas de taxi y autobús, donde ‘pescan’ a clientes a los que prometen mejores precios que los de los taxis con permiso para el transporte de pasajeros.
Otro de los lugares donde más activos están los piratas es la estación marítima, al tratarse de un lugar continuo de llegada de viajeros.
El presidente del Puerto, Miguel Marín, en declaraciones a este diario, anunció que la entidad que dirige investigará la presencia de piratas en las instalaciones para sancionarlos y no volver a permitirles la entrada.
Aunque cazar in fraganti a estos conductores no es sencillo, resulta básico tomar medidas que estrechen el cerco contra quienes ejercen esta actividad ilegal, una conducta que no puede quedar impune.