Categorías: Sociedad

Celebramos la Pascua del Enfermo bajo el lema: “Juventud y Salud”

Este domingo, 29 de mayo, es la Pascua del Enfermo, una jornada que todos los años nos anima a acercarnos a la realidad del mundo de la enfermedad y del dolor. Este año, además, con motivo de la celebración en España de la Jornada Mundial de la Juventud, la campaña de la Conferencia Episcopal ha querido acercarse a una realidad muy desconocida como es la de los jóvenes enfermos. En su mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo, el Papa se dirigía a ellos con palabras de ánimo: "A menudo, la Pasión y la Cruz de Jesús atemorizan, porque aparentan ser como la negación de la vida. En realidad, ¡es exactamente lo contrario! La Cruz es el sí de Dios al hombre, la expresión más elevada y más intensa de su amor y la fuente de donde mana la vida eterna".
En su mensaje a los jóvenes enfermos, el Papa les animaba a "aprender a ver y a encontrar a Jesús en la Eucaristía, donde está presente de manera real para nosotros, hasta hacerse alimento para el camino" y a "reconocerle y servirle también en los pobres, en los enfermos, en los que sufren y están en dificultad. Ellos tienen necesidad de vuestra ayuda", concluye.
Quizá una de las causas de la atracción que produce la figura del Santo Padre entre los jóvenes es precisamente esa capacidad para hablarles sin tapujos y de presentarles el Evangelio sin rebajas. La persuasión clásica, con el uso de la adulación y las propuestas del camino fácil, no convencen ya a muchos jóvenes, hartos de promesas incumplidas por parte de la sociedad, como demuestran las recientes iniciativas de movilización juvenil contra el sistema.
Pero, lamentablemente, son también muchos los jóvenes que se dejan arrastrar por la corriente mayoritaria. Algunos, los más débiles o los menos protegidos, acaban atrapados bajo las garras de las adicciones. Además del tradicional alcohol y otras drogas (todas en aumento), aparecen ahora las "nuevas adicciones" o los nuevos trastornos del comportamiento: anorexia, vigorexia, ludopatía, adicciones a internet, al móvil...
El doctor José Rosado, médico de familia especializado en adicciones, afirma que la juventud «es una etapa en que la persona despierta a la realidad de su identidad, que reconoce como su Yo, y que le conforma como ente único, original e irrepetible. Una específica reflexión le subyuga y persigue: “Desde mi hondón, me salen ansias y esperanzas metafísicas de trascendencia, felicidad e inmortalidad. ¿Quién me las ha grabado? El autor, que es el que me ha creado, también me ha tenido que dotar de los recursos necesarios y suficientes para saber que esos objetivos se pueden alcanzar, porque en caso contrario me encontraría con un absurdo fraude existencial, ni razonable ni de razón”. Es este argumento el que lo lanza con intensidad, fuerza, pasión, ganas y alegría a la búsqueda de soluciones a esas inquietudes que le asaltan de manera sistemática. En este camino utiliza todo lo que se le presenta para conseguir esos objetivos, y aparecen los señuelos perversos de las adicciones químicas, pero también culturales, sociales, políticas, ideológicas e incluso teológicas, que le ofrecen respuestas transitorias y accidentales que desencadenan frustraciones y profundos desengaños».
El doctor Rosado afirma que los jóvenes necesitan «‘verdades verdaderas’ y no opiniones, imitaciones o superficialidades. Así, al persistir la ausencia de respuestas válidas, se sumergen en una rebeldía que les hipoteca en una actitud esencialmente revolucionaria y que justifica la etapa de las grandes gestas, las grandes vocaciones, las grandes proezas, las grandes ideas y los grandes sueños. Se convencen, de manera argumentada, que en absoluto es sólo cuerpo y mente, y sospechan que del lugar de donde se originan esas proyecciones y esperanzas metafísicas es también el lugar en el que se encuentran las respuestas acertadas, y así logran identificar el escenario donde la historia tiene su desarrollo: inician un nuevo rastreo por sus dimensiones interiores en la que depositan su confianza, y en ella se sumergen siempre que puede».

Algo más que altruismo...

En esta panorámica de la búsqueda de sentido para sus vidas, es donde podemos situar, según este médico malagueño, «la arrolladora movilización de la juventud en busca del Papa que nos visitará el próximo verano. Creyentes y no creyentes se activan, no para tocarlo, pasar un día de fiesta, felicitarlo o acompañarlo; sino fundamentalmente porque tienen una secreta y consistente esperanza en que esa figura puede, con las 'informaciones que posee y que manifiesta en sus predicaciones', ofrecerles pistas para un camino seguro y sin trampas. Un camino que le hará 'descansar su corazón de todas las inquietudes' y encontrar el verdadero y pleno sentido a su vida, que va más allá de una simple justicia social, una vacía solidaridad de naciones, un reparto equitativo de bienes o una entrega altruista. Porque se sitúa en otros espacios infinitamente alejados de estos pequeños objetivos, que se hacen microscópicos cuando el ser humano se hace consciente de su filiación divina y, dejando que salga lo 'que de divino tenemos', tiene la posibilidad de convertir la humanidad en un unitario y unificador ÁGAPE».

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