Paso una celebración más del Día de Melilla, con sus típicos y tópicos, es decir, la defensa de unos, la ausencia de otros que abogan por un cambio de fecha y las reivincidaciones de los de más allá. El inicio, como siempre, en el Salón Dorado, que en esta ocasión se vistió de gala para entregar las Medallas de Oro de Melilla al Regimiento de Artillería 32 y al Grupo de Regulares 52, dos cuerpos que tienen una estrecha relación con la ciudad no sólo en el ámbito militar, sino en muchos aspectos sociales.
Tras ello, el acto institucional en Melilla La Vieja para conmemorar la llegada de Pedro de Estopiñán en 1497. Una celebración que a diferencia de otros años ha estado arropada por miles de melillenses.
Y es que, los acontecimientos de las últimas fechas, con esos ataques a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las protestas en la frontera, han despertado a muchos ciudadanos que normalmente pasan esta fecha como un día más no laborable, pero que hoy necesitaban expresar ese sentimiento de que somos españoles aunque algunos no quieran entenderlo.
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