Categorías: Sociedad

Casta y bravura se citan en Melilla

La plaza de toros de Melilla abrió ayer sus puertas para albergar el primero de los espectáculos taurinos que se van a desarrollar con motivo de la Feria en honor a la Virgen de la Victoria. A las 19:00 horas, la bravura de las cuatro vacas jóvenes de la ganadería Montes de Oca se fusionó con el arte de los novilleros Adolfo Ramos y Antonio Criado ‘El Goy’, en un tentadero público dirigido por el maestro rondeño Rafael Tejada.

Los melillenses pudieron disfrutar por primera vez de esta actividad taurina, ya que en la mayoría de las ocasiones las tientas de becerros se hacen de forma privada en las ganaderías. El tentadero es el primer contacto que tiene el animal con el torero y en él, el ganadero decide su futuro, probándolo primero frente al caballo y después cara a cara con el torero. El maestro Tejada y el presidente de la plaza de toros, Antonio Gutiérrez, explicaron a El Faro de Melilla los pormenores de esta faena.
En el caso de ayer, un tentadero de hembras, se medía la casta y bravura de las becerras para decidir si finalmente son “vacas de vientre”, es decir, si sirven para criar reses bravas. El ganadero es el que decidirá si el animal es apto o no para ser madre de los futuros toros de lidia.
Los asistentes pudieron ver en primera persona cómo la vaca salía de la puerta de toriles, un primer momento en el que ya es posible ver su comportamiento en la plaza. Posteriormente, los toreros deben pararla para que se fije en el caballo, le entre y le embista, porque ahí deberá demostrar su bravura.
Cuando el ganadero lo considera oportuno, comienza la faena del torero con la muleta, donde también la vaca debe demostrar su casta, porque las embestidas en este momento son fundamentales para conocer su bravura. Ayer, en la Mezquita del Toreo, las becerras demostraron diferentes comportamientos, unas cumplieron con el caballo de forma justa y otras, con el torero. Es el momento en el que el ganadero decide su suerte, al grito de “¡vista!”. Como suele pasar en los tentaderos privados, ayer también salieron al ruedo aficionados que quisieron probar a la vaca y dar unos cuantos muletazos.
En la plaza de toros había ayer un ambiente festivo, con un público aficionado y entregado, aunque escaso, de todas las edades. Todos ellos aplaudieron las faenas de los novilleros y mostraron su satisfacción por tener en Melilla un tentadero y poder vivirlo en directo.

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