Nordin Abdel-Lah, quien fuese en un principio el principal testigo del caso ‘Voto por correo’, buscó desahogo en su derecho a la última palabra como investigado. Esta mañana aseguró que había sufrido presiones y amenazas hasta el día de antes de que comenzara el juicio, motivo por el que decidió cambiar de abogado en la primera vista, según expuso en la última sesión. “No soy una persona ejemplar, pero quisiera ver a más de uno en mi situación”, apuntó. Al respecto, Abdel-Lah incidió en que en desde el inicio de la causa se ha visto sometido a numerosas situaciones límites. Como ejemplo, relató que un grupo de mujeres aseguraron a su madre que lo iban a matar si él no se apartaba del procedimiento.
El encausado sostuvo que su propio hermano llegó a pedirle que abandonara la casa en la que vivían porque esta se ubicaba en el barrio de La Cañada y los propios vecinos no dejaban de increpar a sus familiares. “No nos dejaban vivir tranquilos”, lamentó. “Me han llamado bastardo, se me ha acusado de todo, incluso de ser bipolar y tener problemas mentales”, declaró Abdel-Lah.
El investigado puntualizó que todo lo que dijo públicamente en una entrevista concedida a Cablemel, en la que sostenía que su acusación a CpM y PSOE había sido ideada desde el PP, era mentira. Sobre estas declaraciones, Abdel-Lah aclaró que lo único cierto de lo que dijo fue que la publicación del escrito de acusación afectó seriamente a su persona.
Aseguró que después de que este se hiciera público sufrió prácticas mafiosas: “Me mandaron a una persona que me dijo que me iban a encontrar cortado en trocitos en el río o con una bala en la cabeza”, aseguró en la sala. Según continuó contando, este mismo individuo le obligó a grabar unos audios para retractarse de su acusación a CpM y PSOE.
Afirmó que el escrito que registró en los juzgados para desmentir su primera versión, acusando así al PP, se lo entregó ya redactado un letrado, aunque no llegó a desvelar de quién se trataba.
En su derecho a la última palabra, Abdel-Lah insistió en que actuó de esta manera porque su padre, que estaba enfermo, y su hermano, también estaban recibiendo amenazas y presiones.
Además, el encausado insistió en que no es cierto que el PSOE lo hubiera despedido, sino que fue él quien se marchó de su puesto de trabajo en el partido.
Otro de los acusados, Gabriel Heredia, también ejerció su derecho a la última palabra, aunque más brevemente. Lo hizo para lamentar que a lo largo del juicio había tenido que presenciar cómo varios testigos “mentían como bellacos”. Concretamente, insistió, “uno muy vinculado al PP”.
Por todo ello, aseguró que sentía mucha impotencia. “Aquí se han dicho cosas con mucha impunidad”, insistió el ex dirigente del PSOE local.
Tras quedar el caso visto para una sentencia, el presidente del tribunal de la Audiencia Provincial, Federico Morales, deseó a los investigados que, en la medida de lo posible, recuperasen su vida normal. Asimismo, lamentó las molestias ocasionadas a causa del procedimiento ya que, según apuntó, “Melilla no está preparada para un juicio de estas características”.
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