Opinión

Carta al Urtasun

Queridísimos: Por si no fueran pocas las atolondradas ocurrencias de la tropa gubernamental, por si no fueran pocas las amenazas perpetradas en estos días contra el poder judicial, contra la prensa no adicta, contra la oposición; como si no fuera atosigante el acoso contra las instituciones y el desdén a la corona; hete aquí que, ahora, nos sale un señor Urtasun de la vida y como un genízaro sectario elimina el Premio Nacional de Tauromaquia, primera medida encaminada a acabar con la Fiesta. No sé si el Mundo del Toro habrá reparado en el fin que trama el señor Urtasun, don Ernesto, (‘Ernest’).

Por eso, queridos amiguitos, envío a don Ernesto (‘Ernest’), que tal es su nombre, la carta que figura a continuación:

Vamos a ver hombre de Dios; ¿a qué viene esta sinsorgada? ¿Se va usted a parecer a aquellos escolásticos, que daban antes la conclusión que el argumento, como bien me enseñaron en las inolvidables clases de filosofía allá por mi sexto de bachillerato?

¿No me diga, don Ernesto (‘Ernest’), que transita usted por los caminos de los nuevos místicos, salidos del aquelarre Vaticano, que dan antes la explicación que el accidente, como antes del barullo del Concilio, nos enseñaban en mi colegio marianista de Cádiz?

¿A qué viene, se lo repito, esta ocurrencia trabucaire y estúpida? ¿No le da usted erisipela saltarse reglamentos, ordenanzas, tribunales y constituciones?

Me temo, me temo con razón, que por su mente transita la densa niebla de la confusión y a estas alturas del partido, cree usted que la Fiesta es de derechas o pertenecen a alguna secta asilvestrada o filonazi.

Vamos a ver, criatura; yo comprendo que quiera usted buscarse un rinconcillo en la banda de las mamelas, sinecuras, gabelas y liberalidades de las que tanto abundan por los predios en los que se mueve, pero eso no le da derecho a actuar como si un elefante se introdujera en una cacharrería, con mucho desahogo y muchísima liviandad.

Siguiendo con su extravagancia, ¿qué va a hacer usted con los sanfermines? ¿Peligra la Feria de Abril en la Maestranza? ¿Su mente, entre perifrástica y subjuntiva, tramará alguna atrocidad contra la feria de San Isidro? ¿Estarán tranquilos a partir de ahora los muy exigentes aficionados de Bilbao?

Vamos a ver, vamos a ver, ¿es que pretende usted ser más papista que aquellos papas que anatematizaban a los que asistieran a las corridas de toros? Le recuerdo que Pio V y Sixto V tuvieron en el asunto de las prohibiciones, menos futuro que los espías sin aparatos de escuchas.

Conviene, Urtasun, que eche un vistazo, aunque sea breve, a la obra de Pascual Millán, ‘Los toros en Madrid’. Allí encontrará usted las largas que dio Felipe II al brioso Sixto V, escribiéndole una respetuosa carta, razonándole que “prohibir las corridas de toros originaría alteraciones de orden público que pondría en peligro la estabilidad del reino”. Tome usted nota para su conocimiento y aplicación; don Felipe II era más prudente que usted, como de aquí a Pekín.

¿Esta es la ‘tolerancia’ que le enseñaron en los costosos colegios privados de Barcelona o en la Escuela diplomática?

¿No se le revuelve el buen gusto exigible incluso a los estiradillos, siendo el autor de esta decisión arbitraria, propia de un activista antitaurino y no de un ministro del Reino de España?

Mire usted; yo que soy aficionado desde chico, soy también lector impenitente, por eso le recomiendo, ya sé que de manera inútil, que se dé un repaso leyendo a Bergamín Lorca, o se asome al criterio de Tierno Galván, que define a la fiesta de toros como ‘acontecimiento nacional’ o a la añoranza moscovita de José Díaz, secretario del PCE ,que nos decía que “lo peor de vivir en Moscú es que no hay corridas de toros”, o admirar los dibujos de Martínez de León, o al menos conocer que fueron ‘rojos’ los toreros Gregorio Sánchez, los Dominguines, Manolo González, ‘Antoñete’ o más recientemente Jose Miguel Arroyo, ‘Joselito’. Todo esto lo puede usted encontrar en un precioso librito de 240 páginas de Eneko Andueza Lorenzo, titulado ‘Los toros desde la izquierda’, Bilbao 2020, editorial Servisistem. Lo que pasa, Urtasun, es que usted se mueve en el entorno de gallineros de diferentes y minúsculos corrales, que dan la impresión de que son muchos y esos sí, que son irrelevantes. Esta desorientación es necesario que la corrija cuanto antes, para evitar el riesgo de practicar, no la política como arte de lo posible, sino como elemento de bastardía.

Por cierto, del libro que le comenté más arriba, puede usted encontrar una magnífica recensión en la Revista de Asuntos Taurinos, número 51, Sevilla 2022, páginas 155-162. Para su conocimiento e ilustración, el trabajo es debido a doña Carmen Calvo Poyato, ministra de Cultura 2004- 2007. Supongo que la conocerá.

A ver, Urtasun; ¿a qué se debe esa actitud entre coceadora y asnal, contra un Bien de Interés Cultural como la Fiesta Nacional, más propia de su asilvestrado colega Puente (don Óscar), que de un diplomático como dice usted que es? Los políticos pueden salir buenos o malos, como los toros, pero tan bestias y aborricados, no parece normal que salgan. Con esta sectaria y arbitraria decisión, se baten todas las marcas de bestialidad y burrería.

Urtasun; me da la impresión de que usted, pese a postureos y pijerías, lee poco. Es una lástima que funcione a impulsos de sectarismo y mal entendida ideología, deslizándose así por toboganes que rematan en ridículo.

¿Es que usted no ha oído hablar de la llamada ‘Brigada de los Toreros’? ¡Usted que va a oír hablar de nada! Yo se lo digo, alma de cántaro; la tal brigada era la 96 Brigada Mixta del Ejército Popular, creada en Murcia, dirigida por el matador Luis Prados Fernández, Litri II. ¿Ve usted cómo la Fiesta no es de derechas? ¡Hay que leer más campeón! ¿sabe usted que en Sanlúcar de Barrameda (provincia de Cádiz, diócesis de Asidonia-Jerez), se celebró el 25 de septiembre de 1977, la que se denominó “Corrida Comunista”, ¿en honor de don Rafael Alberti? No hubo demasiada gente. El festejo tenía como fin recaudar fondos para construir una ‘casa del pueblo’. Los diestros, Jose Luis Parada, Juan Montiel y ‘Limeño’, fueron los lidiadores, por cierto, Parada muy ligado a la ‘causa’. No recuerdo el ganado, pero allí estuve con amigos de Cádiz desplazados al efecto, ¿verdad, Nico Retana?

Por cierto, Nico Retana me enseñó tiempo después un recorte de la crónica; ¿sabe usted de dónde? ¡Del periódico del Partido Comunista Mundo Obrero! ¿Cómo se le queda el cuerpo, hijo mío de mi alma? Otra vez le digo, ¿ve usted que la Fiesta es de todas las ideologías?

Salvador Boix, escribió en 2010 un luminoso libro ‘Toros Sí. Una Defensa Razonada’, del que poseo la primera edición de marzo de 2011 (Ediciones Temas de Hoy), que le puede ser de utilidad, para ir tirando por la borda su casposo prejuicio sobre la Fiesta Nacional. En el libro, celebra la grandeza del arte de la tauromaquia y denuncia los intereses políticos que subyacen a la campaña de acoso y derribo de la Fiesta que se ha orquestado y del que usted es singular agitador. Frente a las falacias del animalismo más hipócrita y desaforado, enfrenta el humanismo y la exquisita dignidad del arte de la tauromaquia.

Convendría que no olvidara el cargo institucional que representa y dejara a un lado el papel de inquieto trompetero de la más sectaria taurofobia.

Bueno Urtasun poco más tengo que decirle. Eso sí, dentro de 50 años nadie se acordará de usted y todos seguirán recordando a Curro Romero.

De usted muchos recuerdos de mi parte a su conmilitona doña Mónica García, sedicente ministra de sanidad, que le sigue tomando el pelo al personal en general y a los bienintencionados médicos de Melilla en particular.

Vale.

Hoy no hago mención a los días más bizarros conmemorados recientemente ni a las post datas habituales.

Que no le falte agua al elefante.

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