Opinión

Carta abierta a la ciudadanía

El motivo de la presente es dar a conocer, a todo aquél a quien le pueda interesar, a la ciudadanía de Melilla y, en particular, a la autoridad competente, las molestias que causan, a los vecinos en general y a la comunidad de propietarios de San Lorenzo en particular, la actividad de determinado local de ocio de la ciudad por su reiterado incumplimiento de la normativa sobre medio ambiente y convivencia por parte del Ayuntamiento (Consejería de Seguridad Ciudadana) y de dichos locales, así como el caso omiso de este establecimiento hostelero a los continuos llamamientos y avisos que se les realizan para que, entre todos, tengamos una convivencia adecuada y civilizada, basada en la buena educación y, sobre todo, el respeto al prójimo.

La clientela del local, llamado ‘The Hustler’, sacando a diario bebidas alcohólicas del interior a la vía pública formando corrillos, superando a veces las 35 personas, en el mejor de los casos, o en una zona comunitaria utilizada sin permiso, ni por la comunidad de propietarios, ni por parte de la Consejería de Medio Ambiente (sección de establecimientos), genera ruidos excesivos y grandes molestias a los vecinos de los edificios afectados, sean niños, ancianos o adultos, a altas horas de la madrugada, sin respetar el sagrado descanso al que todas las personas tienen derecho, vivan donde vivan y se llamen como se llamen.

Además, y por si fuera poco lo anterior, el local incumple de forma reiterada, consciente y contumaz el horario de cierre.

Al inicio de esta carta, se indicaba la ocupación y uso público, de forma ilegal y no autorizada, de una zona común exterior en la urbanización San Lorenzo que en forma de terraza al aire libre es utilizada como zona de charlas y corrillos, consumo de tabaco y bebidas alcohólicas. Así como lugar de almacenaje de basuras. Esta zona, cuyo uso, reitero, no le está autorizado al local, ni en la licencia de apertura, por parte de la Ciudad Autónoma ni por la comunidad de propietarios, a día de hoy sigue utilizándose como extensión del establecimiento sin que la autoridad competente, encargada de velar por la correcta y adecuada aplicación de la norma, haya tomado hasta la fecha las medidas necesarios para impedir su uso.

Por todo ello, queda claro que el derecho al descanso, el respeto a la norma y el derecho a una convivencia sana y respetuosa, con el correspondiente equilibrio entre el interés general y el particular en esta ciudad, por muchas normas de obligado cumplimiento que existan es una utopía y un brindis al sol.

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