Javier de Pro Bueno (26 de mayo de 1957) Aunque médico de profesión, su existencia no se circunscribe a lo profesional y siempre se ha interesado por otras facetas de la vida, explica a El Faro. En la actualidad dedica parte de su tiempo al hobby de la escritura, habiendo publicado dos novelas: “Una ciudad de novela” y “Los Trucos del Diablo”. Este último, ha sido editado por el Servicio de Publicaciones del Hospital del Rey y se presentó este verano al público.
De Pro Bueno está casado y tiene dos hijos y dos nietos.
En cuanto a su filosofía de vida afirma que es “vivir y dejar vivir”.
–¿Cómo se describiría a nivel personal?
–Una persona inquieta, tanto física como mentalmente. Como se dice vulgarmente ‘culillo de mal asiento’. Con una mentalidad bastante abierta para observar y analizar cuanto acontece alrededor.
–¿Qué prenda de ropa no falta en su armario?
–En mi armario solo se encuentra ropa convencional. No tengo ni imaginación ni atrevimiento para lucir prendas de vestir que se salgan de lo normal y corriente.
–¿Le gusta llevar alguna joya? ¿Tiene algún significado especial?
–Nunca llevo puesta ninguna joya, ni reloj ni abalorios de ningún tipo.
–Expresión melillense que más use o que le llame la atención.
–En la actualidad, no soy consciente de utilizar expresiones melillenses, aunque recuerdo unas pocas. De niño utilizábamos mucho lo de “¿hay quillo?”, para pedirle a los colegas que nos invitaran. Es una expresión que me resulta graciosa y nunca la he escuchado fuera de Melilla. También me parece genuino de la ciudad referirse al fallecimiento de alguien como “se fue Padre Lerchundi pa’rriba”.
–Un rincón de Melilla del que nunca se aburre de visitar.
–El Pueblo y las vistas del mar desde la playa. Cuando era joven también me gustaba pasear por la dársena pesquera. Todavía soy capaz de encontrar en algún lugar de mi memoria el olor a salitre de aquella época, pero ahora ese rincón de la ciudad ha perdido todo su atractivo y suelo pasar de largo.
–Su libro favorito. ¿Cuándo leyó el último?
–El género que más me gusta es la novela negra. Cualquiera de las novelas de Dashiell Hammett, Raymond Chandler o Ross MacDonald tendría espacio entre mis lecturas favoritas. Entre los escritores más contemporáneos de este género literario, las novelas de Walter Mosley son muy recomendables. Este fin de semana estuve releyendo algunos de los relatos de ‘American Noir’, una recopilación de James Ellroy. No son relatos muy largos y pueden leerse entre chapuzón y chapuzón.
–¿Películas o series? ¿Alguna favorita?
–Prefiero las películas. Son muchas las que me gustan, de diversos géneros y no me importa verlas una y otra vez. Me cuesta destacar alguna por encima de las demás. No obstante, voy a mencionar ‘Cabaret’ de Bob Fosse, porque en su momento me causó un fuerte impacto. Cuando la vi con 16 años, entendí que el cine era bastante más que las pelis de aventuras, policiacas y del oeste con las que disfrutaba entonces, y que. por cierto. siguen gustándome igual que antes.
–Mi tiempo libre lo dedico a...
–Siempre me ha gustado leer, ver películas, escuchar música de jazz, practicar deporte, caminar, hacer fotografías, viajar y estar con mis amigos. No precisamente en ese orden, pero todas esas cosas me gustan mucho. Procuro adaptarme a las circunstancias. En los últimos años también me dedico a escribir novelas.
–Un recuerdo de la infancia.
–La inocencia de la noche de Reyes.
–Un juguete.
–Un coche eléctrico.
–Su fiesta favorita.
–No me gustan demasiado las fiestas, porque no me siento relajado con las aglomeraciones. Con una reunión de buenos amigos me conformo.
–¿Cocina? ¿Se le da bien?
–De las faenas de la casa, desde luego, lo que más me gusta es la cocina. No se me dan mal las pastas y los arroces.
–No puede resistirse a un plato de...
–Huevos fritos con patatas fritas, acompañados de un buen jamón.
–¿Qué tarea del hogar no soporta?
–Se me da bastante mal la plancha.
–¿Personaje histórico que le llame la atención?
–Gandhi.
–Si pudiera viajar al pasado, ¿a qué época le gustaría ir?
–No tengo claro que quisiera viajar a ninguna época pasada en concreto. A veces, cuando leo alguna cosa de tipo histórico, ambientada en el pasado, sí que me gustaría imaginar las escenas de una manera más real. De hecho, cuando escribí ‘Los Trucos del Diablo’, novela que transcurre durante la Guerra Civil española, pensé en lo que supondría viajar al pasado, cuando intentaba plasmar en el relato como se desarrollaba la vida cotidiana de la época. Pero en realidad creo que fue pura curiosidad, porque no sentí ningún deseo de vivir aquel período tan nefasto de nuestra historia.
–¿Viajaría al futuro?
–Casi repetiría la respuesta de la pregunta anterior. Por supuesto que también siento curiosidad por el futuro y eso incluye saber cómo evolucionará la humanidad y otras cosas parecidas, pero prefiero que quede en simples elucubraciones. De momento me parece más productivo disfrutar del presente y aferrarme a la vida que tengo.
–¿Es supersticioso?
–No, trae mala suerte.
–¿Se arrepiente de algo?
–Todos nos arrepentimos de algo. En realidad, nos arrepentimos de bastantes cosas qué hemos hecho a lo largo de nuestra vida. Me parece un mecanismo saludable. Es una manera de reconocer nuestros errores y todos cometemos muchísimos, y de toda índole. De algunos me arrepiento con más intensidad que de otros, sobre todo, cuando mi comportamiento ha causado algún daño a otros seres humanos. Naturalmente, no voy a mencionar ninguno de ellos.
–¿Cuál es su principal miedo?
– En realidad no podría calificarse de miedo, pero me preocupa el mundo que dejamos a nuestros descendientes. En un plano más personal, no me gusta el dolor, ni el propio ni el ajeno.
–Algo que deteste de usted mismo.
–Detestar es un verbo demasiado fuerte, pero a veces uno tiene la sensación de mirarse demasiado el ombligo. Se debe pensar más en los demás.
–Un lugar de ensueño para ir de vacaciones.
–Cuando era joven soñaba con ir a muchos lugares del mundo, pero soy una persona afortunada y tengo la suerte de haberme quitado algún que otro prurito en ese sentido. Ahora pienso de otra manera: Uno puede encontrarse bien en cualquier sitio. Lo importante es el espíritu con el que se afronte el viaje y la compañía.
–Si le tocara la lotería…
–Aunque todas las semanas echo los mismos números de La Primitiva, desde hace más de 30 años, y me gustaría que me tocase un pellizco alguna vez, ni creo que me vaya a tocar ni que cambiara excesivamente mi forma de vida. La verdad, no sé por qué sigo echando la lotería todas las semanas, menos mal que solo me cuesta 5 euros.
–Un chiste.
–Un homenaje a Eugenio.
Saben aquel que diu: ¿La calle Saboya? Bueno, si usted salta muy fuerte.
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