Hace veinticinco años un trágico accidente estremeció a nuestra ciudad. El vuelo PV4101 de la aerolínea PauknAir se estrelló a pocos kilómetros de Melilla, antes de poder llegar a su destino. En él iban pasajeros melillenses, padres, madres, hijos, hijas, hermanos, hermanas, maridos y esposas que fueron víctimas del terrible suceso y dejaron desconsolados a sus familiares.
Es el caso de Carmen Mira, una melillense que se encontraba en el Aula 10 de la UNED para asistir a la presentación del documental que Televisión Melilla ha realizado con motivo del aniversario de la tragedia.
Tras terminar la proyección, preguntada por los medios de comunicación, ha compartido su emotivo testimonio sobre el accidente de avión.
Aunque ya hace 25 años desde 1998, esta melillense asegura que los sentimientos siguen siendo los del primer día. “Es una cosa que nunca se supera ni nunca se olvida”, lamenta.
Se ha mostrado muy agradecida por el trabajo que se ha realizado para dar vida al documental y reconstruir los hechos de aquel día. Aunque para ella, y otros familiares, es duro revivir todos esos momentos, afirma que es importante que se dé un paso como este para que se recuerde lo sucedido.
“Se tiene que recordar para todas las familias que nos quedamos destrozadas. Se tiene que recordar a todos los que se fueron: era gente muy joven y muy querida. Aquel día se rompieron muchos sueños”.
El accidente marcó un antes y un después en su vida, al igual que en el de muchas personas. Su marido iba en el vuelo y murió muy joven. Por desgracia, relata, aquello les pilló en el “mejor momento” de sus vidas.
Justo el día de antes les habían dado a su hija Lu en adopción. Como es de imaginar, el suceso trastocó la vida de la familia para siempre. “Es una cosa que no se supera y más cuando es una muerte así. Fue horroroso. Murieron muchas personas. Muchas madres se quedaron sin hijos, muchos hijos se quedaron sin padres y muchas mujeres lloramos todavía a nuestros maridos”, dice visiblemente emocionada.
Como el suyo, son muchas personas las que, por desgracia, conoce a alguna de las víctimas o de sus familiares.
También es el caso de Rosa, que estaba en la presentación y al ver el teaser se le encogió el corazón. Automáticamente se transportó en el tiempo y estaba otra vez en el colegio, cuando una compañera de clase recibió la noticia de que su madre y su hermano habían fallecido en el vuelo.
O el de Gonzalo, que recordó como un profesor suyo y una compañera de clase también murieron en el accidente.
Por eso, aseguran, es importante que este terrible episodio de la historia melillense no caiga en el olvido y se recuerde siempre a las víctimas.
El vuelo PV4101 de PauknAir fue siniestrado hace 25 años en Boumahfouda (Marruecos) a pocos kilómetros de Melilla.
El avión acababa de regresar de una exhaustiva revisión en la factoría de British Aerospace y no sé detectó ningún fallo.
El piloto era Diego Clavero Muñoz, de 39 años, quien, después de haber aterrizado en el aeropuerto de Melilla más de 500 veces, volaba por última vez en la aerolínea porque iba a trabajar en otra compañía.
El avión despegó a las 8:23 horas del aeropuerto de Málaga con 34 pasajeros, entre los que había ciudadanos melillenses que regresaban, empresarios, turistas y trabajadores.
El vuelo transcurrió con normalidad, sin contratiempos y con las condiciones meteorológicas normales a esas horas.
El aterrizaje hacia Melilla empezó a las 6:41 en Marruecos (dos horas más que en la ciudad) y se estrelló en el cabo Tres Forcas pocos minutos después.
El golpe provocó que se derramase combustible sobre los motores y el avión saliera ardiendo, lo que dificultó la recuperación de los cadáveres.
Las causas del avión fueron la poca visibilidad de la zona, aunque los informes también influyeron la presencia en la cabina de una pasajera y algo despreocupado de la tripulación ante la situación.
Tras la pérdida del avión, la aerolínea quedó en el recuerdo, cerrando ese mismo año.
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