Sociedad

Carmelo Fernández Millán. Profesor en el CEIP “Anselmo Pardo”: "Me faltarían páginas para escribir todo lo que allí aprendí, compartí, sentí, … viví"

¿Cómo fue su paso por la facultad?

Como tantos otros de aquella época, me había ido a estudiar a Granada pero ni pude ni quise continuar. Algún amigo que ya había conseguido terminar la carrera me lo aconsejó y … bendita la hora en que le hice caso.

Ingresé en 1975 y estuve hasta 1978. Basta echar una pequeña mirada a la historia para darse cuenta que fueron momentos cruciales para España y para los españoles.

¿Qué recuerda de aquellos años de estudio?

Me faltarían páginas para escribir todo lo que allí aprendí, compartí, sentí, … viví, en definitiva. Para empezar vivimos la muerte de Franco y con ella el fin de una dictadura. El compromiso de los estudiantes universitarios de aquella época con los tiempos políticos era muy importante, como muestra valga que hicimos la primera huelga que hubo en Melilla desde la Guerra Civil. Vivimos encierros e intentos de desalojo de la policía, … la Escuela – hoy Facultad – estaba llena siempre de pancartas reivindicando esto y aquello. Centenares de vivencias que me enriquecieron y formaron como persona. Y luego están las amistades que allí hicimos, amistades que hoy más de cuarenta años después, se mantienen como el primer día, hasta tenemos un grupo de Whatsapp donde todos los días nos comunicamos. Antes de la pandemia, hicimos una cena de confraternización muy entrañable. También celebramos los 25 años de haber terminado la carrera con una serie de actos académicos y de ocio que fueron muy bonitos y para los que se desplazaron profesores y compañeros desde la Península. Un gratísimo recuerdo.

¿Tuvo algún maestro que le marcara y por el que tuviera más amor hacia alguna asignatura?

Sería injusto si sólo mencionara a alguno. Tengo un grandísimo recuerdo agradecido a todos ellos: Don Millán, Don Miguel Moralejo al que tanto le debo, Don Lisardo Pérez, Don Francisco Cordón, … todos ellos ya fallecidos, … Don Enrique Ibáñez y Don Sebastián Sánchez, nuestro entrañable Sebastián. Y no me quiero tampoco olvidar ni de Margarita, la secretaria, ni de Pepe, el conserje. Por cierto, yo era de Ciencias, de Ciencias “divinas” como le decíamos nosotros para distinguirla de las Ciencias Sociales.

¿Cómo era la facultad?

Siendo básicamente en cuanto al edificio principal idéntica por fuera a la actual Facultad, aquella Escuela de Formación del Profesorado de EGB poco o nada tiene que ver con la actual. Para empezar nosotros sólo disponíamos del último piso y la cafetería ( hoy biblioteca ), el resto eran aulas del Colegio Nacional de Prácticas con el que además compartíamos los campos, por llamarle algo, de deportes y la piscina. La parte trasera era un pseudo bosque de eucaliptos en el que curiosamente semienterrada descubrimos unas puertas metálicas del antiguo hospital de sangre de la Santa Cruz ( un hospital de guerra ) que hubo en ese solar.

Por otra parte la facultad gozaba de una vida sociopolítica muy intensa, prácticamente era nuestra casa y usábamos la cafetería, que en un principio iba a ser un comedor escolar, para todo tipo de reuniones, asambleas, … También hicimos un equipo de baloncesto – el primero que en Melilla lució publicidad en sus camisetas, el EUM JVC Nivico - que fue durante varios años el campeón senior en Melilla.

Otra cosa que recuerdo son “las borregadas” que sin ninguna maldad y poniendo siempre como objetivo que nos teníamos que divertir todos sin que nadie tuviera razón para sentirse humillado u ofendido, realizábamos a principios de curso derrochando imaginación y buen humor. O las “fiestas” a los compañeros que se sacaban el permiso de circulación y aparecían el primer día con un coche por la Escuela.

¿Qué le ha reportado su paso por la facultad melillense?

Pues para decirlo con pocas palabras: no entendería mi vida sin los años que pasé allí. De hecho, cada vez que he tenido la ocasión de volver a la Facultad ya como profesional a dar alguna charla o curso, siempre he manifestado mi agradecimiento por poder “devolverle” a mi querida Escuela, hoy Facultad, un poco de lo mucho que me dio.

¿Qué lección puede aplicar aún a pesar del paso de los años y la incorporación de las nuevas tecnologías a las aulas?

Pues si se me permite la soberbia de opinar tras los años que pasé allí… y más de cuarenta y un años de servicio como maestro, le diría a los chicos y chicas que hoy estudian Magisterio que no se confundan nunca, que el valor más importante, el principal e insustituible recurso, la mejor reforma educativa es, precisamente, formar, seleccionar y contar con los mejores maestros… y que todo lo demás, viene por añadidura. De ahí la enorme importancia que es para los alumnos de Magisterio asumir la responsabilidad que se les viene encima contando con una gran ética profesional llena de valores imprescindibles para superar felizmente el compromiso que asumirán con la sociedad de trabajar para tener un futuro mejor. No hay mayor responsabilidad ni profesional alguno que no haya necesitado previamente de buenos Maestros y Profesores.

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