Desde 2022, Carlos Jimenez Piernas entrega una beca de 500 euros a un alumno del CEIP Juan Caro que comenzará la Educación Secundaria el próximo curso. Este año, ya el tercero, donará un total de 3.000 euros para las seis alumnas. Una labor que realiza con modestia y de forma completamente altruista porque cree que la educación es un pilar básico de la sociedad.
Carlos Jiménez dejó Melilla hace varias décadas. Es catedrático de Derecho Internacional y reside en Madrid. Su padre fue profesor del antiguo colegio García Valiño, inaugurado en 1942, donde hoy está el centro de salud de Cabrerizas. Con el paso del tiempo, cambió de ubicación y se convirtió en el actual centro público Juan Caro.
La situación educativa que atraviesa la ciudad no pasa por alto para nadie, tampoco para este melillense. Cuando tomó conciencia de las tasas de abandono escolar, decidió poner en marcha este proyecto inspirado en su amigo Andrés Rigo, que hizo algo parecido en un centro educativo mallorquín.
“Sin educación es muy difícil la integración y que funcione el ascensor social”, afirma Jiménez. Por ese motivo, ahora que sus circunstancias personales se lo permitían, decidió dar 500 euros a dos alumnos que terminaban sus estudios en el Juan Caro durante los cuatro cursos que dura la Educación Secundaria.
De este modo, en 2022 donó un total de 1.000 euros a los estudiantes para que, económicamente, no tuvieran que preocuparse del material escolar. Y así ha seguido haciéndolo desde entonces.
Todo ello, además, con la “ayuda inestimable” de la Librería Mateo, que es el establecimiento que se encarga de administrar las ayudas y suministra todo lo necesario a los jóvenes durante el curso escolar.
Este 2024 serán ya seis alumnos en total los que disfrutarán de estas ayudas de 500 euros que el catedrático les ofrece de manera completamente altruista. En total donará la cantidad de 3.000 euros.
Hasta ahora, el equipo directivo del centro ha elegido a alumnas de origen amazigh como merecedoras de recibir la beca de Carlos Jiménez. Él, por su parte, asume la decisión del centro; se muestra encantado de que se empodere a las chicas de esta manera y se congratula de poder ayudarlas a continuar con sus estudios.
Espera que su modesta aportación pueda servirles de “ascensor social”. Después de estos dos primeros años, el catedrático se siente “muy contento” de poder ayudar de esta forma a varias jóvenes melillenses que tienen todo un futuro por delante.
Melilla, tierra querida
Sus padres nacieron en Melilla y sus abuelos casi que también. Su familia aterrizó en estas tierras africanas en el siglo XIX. Pasó su infancia en la ciudad autónoma y también hizo el Servicio Militar aquí, antes de marcharse y residir definitivamente en Madrid.
Pero, pese a la distancia, sigue estando “sentimentalmente muy vinculado” con Melilla. Sus hermanos y sobrinos todavía viven en la ciudad y mucha de su familia está enterrada en el Cementerio de la Purísima Concepción. Aquí reside una parte de su corazón.
Por eso, le entristece ver la situación en la que se encuentra la ciudad desde hace unos años, con el cierre de la aduana comercial y la frontera. Cuando estuvo en 2022 para entregar, por primera vez, su beca a las alumnas del Juan Caro, se llevó una impresión muy triste. “Volvimos con muy mal cuerpo. Vi una ciudad con muchos problemas y en un estado de postración económica”, señaló.
Este año no podrá estar presente en la entrega de la beca, que tendrá lugar este lunes 10 de junio, en el centro educativo. En su lugar lo hará de forma simbólica su sobrina. Eso sí, tiene planeado volver a la ciudad para el próximo curso, cuando se cumplan cuatro años desde que comenzó con estas donaciones con el fin de hacer balance.